Cuatro días de violencia en Chile

En estos días de emergencia, mientras las autoridades intentan dar ciertas señales de unidad para calmar la crisis, no se detiene la protesta, ni la pacífica ni la violenta.

La clase política chilena enfrenta uno de los mayores desafíos desde la vuelta de la democracia en 1990 tras el estallido social del pasado jueves, desencadenado por el aumento del precio del metro y alimentado por un más amplio malestar social.

En estos días de emergencia, mientras las autoridades intentan dar ciertas señales de unidad para calmar la crisis, no se detiene la protesta, ni la pacífica ni la violenta. Al menos 11 personas han muerto desde que comenzaran los altercados violentos. Además, el principal sindicato chileno, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), junto a otras organizaciones ha convocado una huelga general para este miércoles.

La protesta se ha extendido a diferentes ciudades de Chile y tiene a la capital y a otras cuatro regiones bajo control militar, después de decretarse el estado de emergencia.

El desafío para la clase política es mayúsculo en un país donde vota el 49% de los ciudadanos y las instituciones democráticas como el Gobierno, el Congreso y los partidos tienen una mínima valoración.

En el Congreso, con mayoría opositora, los parlamentarios de la Cámara de Diputados aprobaron ayer lunes el proyecto de ley para suspender el alza de las tarifas de metro, anunciado por el presidente Sebastián Piñera. El Senado lo ha hecho esta tarde.

Anoche Piñera propuso un “acuerdo social” para hacer frente a las demandas expresadas en las intensas manifestaciones.

“Mañana (hoy) me reuniré con presidentes de partidos, tanto de gobierno como de oposición, para poder explorar y ojalá avanzar hacia un acuerdo social que nos permita a todos unidos acercarnos con rapidez, eficacia y también con responsabilidad hacia mejores soluciones a los problemas que aquejan a los chilenos”, afirmó el mandatario.

Pese al despliegue de 8.000 soldados que dispuso el presidente Piñera en coordinación con el mando militar, miles de personas manifestaron ayer lunes en la céntrica plaza Italia de Santiago y las protestas se mantuvieron en varios puntos de Chile, obligando a decretar el toque de queda por tercer día consecutivo.“Que se vayan los milicos”, gritaban los manifestantes la Plaza Italia, en abierto desafío a las fuerzas militares y policiales que resguardan en gran número el centro de la capital chilena, bajo estado de emergencia.