El macrismo sin Macri

Buscará seguramente una diputación en el 2021 por causas sensibles que le esperan en Comodoro Py. Pero Mauricio no la tiene fácil.

Casi todos le cortan el rostro. Hace unas horas, en un encuentro partidario por Zoom, pidió que JxC saliera a responder la carta al FMI presentada por senadores del Frente de Todos y defendiera la toma de deuda realizada por su gobierno. La propuesta no fue bien recibida.

Es más, el  jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la ex gobernadora María Eugenia Vidal plantearon que la respuesta debía formularla el bloque de legisladores de la coalición, tal como finalmente ocurrió.

Macri trató también de calentar el ambiente infructuosamente, con una llamativa lectura política de la actualidad, en la que consideró que hoy tendría un caudal más fuerte de votos. Recordó los resultados electorales de Juntos por el Cambio en 2019 al señalar: «Ese 41% está más firme que nunca y hoy siento que debe ser más que el 41%, porque muchos de ellos se dieron cuenta que el asado no llegó y hoy están peor que en diciembre de 2019 y mucho peor que en agosto del 2019».

Sin embargo, el ex manadatario se enfrenta a un nuevo escenario donde su liderazgo en el PRO comenzó a ponerse en duda. Se siente ninguneado por sus generales y socios electorales. Le duelen las últimas apariciones públicas de dirigentes cercanos que se muestran cada vez más alejados de su figura. No obstante en su entorno pasan facturas. Sostienen que «María Eugenia y Horacio le deben sus carreras políticas a Mauricio. Creemos que les dio todas las oportunidades para crecer y siempre los apoyó. La ingratitud duele. Pero la política es así», comentó un vocero de su entorno.

La foto en casa de Lilita Carrió y la participación de dirigentes de peso en el evento desarrollista organizado por Rogelio Frigerio, donde lo dejaron afuera, dolió en parte y convirtieron estos días en difíciles para el ingeniero.Para colmo de males y fiel a su estilo. Elisa Carrió le tiró a matar: «Macri ya fue». Dura y directa, la dirigente de Juntos por el Cambio explicó las razones de su enojo y aseguró que no hay vuelta atrás en el vínculo.“Mauricio me dijo ‘tu única función es denunciar; es para lo único que servís’. Le corté el teléfono y después le dije que no le iba a hablar nunca más. Y así va a ser.

Yo lo defendí y soporté lo que me costó hacer la alianza con él, pero hay lugares de los que no se vuelve: hay que tener respeto”.

Carrió también no se privó de criticar a otros referentes de Juntos por el Cambio, como Patricia Bullrich y Rogelio Frigerio.

“Hay muchos indecentes en Juntos por el Cambio”, aseguró. Y puso como ejemplo al ex ministro del Interior: “Rogelio Frigerio nos entregó en la elección apoyando a los candidatos del PJ y no a los nuestros”, acusó.  Macri parece no preocuparse demasiado por el último desplante de Lilita, pero les hizo llegar su malestar a quienes posaron junto a ella dos días después de que lo descalificó. Ese grupo está integrado, entre otros, por Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.

En ese armado, por ahora, no hay lugar para Macri y, por carácter transitivo, tampoco para Bullrich, que ya se calza el traje de candidata para alambrar sus votos, posiblemente en la capital y marcarle la cancha al alcalde porteño. Algunos analistas creen que Rodriguez Larreta se probó demasiado prematuramente la banda presidencial y hasta se animó a fantasear una fórmula con Vidal, un ejercicio para el que al menos habría que haber terminado de sepultar a Mauricio Macri.

Larreta, junto a Vidal, comenzaron a producir gestos y mensajes de moderación, específicamente destinados a las clases medias urbanas y a los indecisos, precisamente esa franja de potenciales votantes que el ala dura sólo logra ahuyentar. En esa alquimia, el lugar que ocupe Carrió, posiblemente vuelva a depender de la capacidad de maniobra de «Horacio», sin quitarle poder, pero orientando su capacidad de daño hacia Macri, hasta obligarlo a negociar o retirarse. 

Hay que señalar que el alcalde porteño fue una malla de contención para los casi constantes desacuerdos de Lilita con Macri durante los cuatro años de su presidencia. Se cree que ahora comenzará a capitalizar esa paciencia con Carrió como una aliada que respaldará sus aspiraciones presidenciales. Será mucho más que eso, porque esa alianza apuntará a limitar la hegemonía de Macri y Patricia Bullrich en el liderazgo del ala dura de sus votantes, pero sin abandonar esa conversación, protagonizada por un núcleo que sigue sin perdonarle al ex presidente el regreso del peronismo al poder. 

 La gran incógnita del año próximo es qué rol tendrá María Eugenia Vidal. En el entorno de Larreta consideran que debe ser candidata :»no puede quedar como una tibia». El mejor lugar les parece la Provincia. La única traba para que esto ocurra es que ella no quiere competir de nuevo por la gobernación y si se impone en las legislativas siente que la presión para que se postule en 2023 será muy grande. Sin embargo, en el armado del jefe de Gobierno no descartan un escenario que lleve a Vidal a territorio porteño.

El más extremo sería si las PASO no se eliminaran y Patricia Bullrich, empujada por Mauricio Macri y el ala dura del PRO, quiere encabezar la lista. La manera de desactivarla es poniendo a la ex gobernadora que, según sus cálculos, arrasa en CABA. Competirían en la interna y la ex ministra de Seguridad, al perder, quedaría tercera en la lista (si encabeza una mujer el segundo puesto debe ir para un hombre). Otro motivo por el cual el larretismo prefiere que las primarias permanezcan.

El nombre que más suena para la Ciudad es el ministro de Salud, Fernán Quirós. Pero esa posibilidad está muy verde. Primero porque él no está seguro de querer jugar. Aún no lo convencen de meterse en el “barro” de la política. Pero hay otro impedimento más relacionado a lo legal que es que el funcionario vive en La Horqueta, nunca residió en CABA y no tiene ningún domicilio en territorio porteño.


Independientemente de cómo se resuelvan las listas, Larreta y Santilli son conscientes del rol activo que van a tener que ocupar en 2021 apuntalando candidatos y probablemente el trabajo más duro será fuera de la Ciudad. El jefe de Gobierno es el dirigente con mejor imagen del país y su socio político está entre los primeros cinco, con encuestas que lo ubican tercero detrás de Vidal. Por eso, siempre pensando en la construcción para 2023, comenzar a asociar la imagen de Larreta a intendentes y figuras del interior va a ser una de las tareas que se impongan.

Macri observa con lupa el armado nacional de Rodríguez Larreta. No lo critica en público y mide sus palabras en privado. En sus  reflexiones, habría deseado que el jefe de gobierno porteño hubiese tomado más distancia del oficialismo. También no disimula su molestia cuando Rodríguez Larreta habla de cerrar la grieta y deja descolocados a los opositores más duros del espacio, Cree que su ex mano derecha se apresura por ansiedad a lanzar su proyecto nacional.

No lo dirá en público, pero quienes hablan con él infieren esa conclusión con facilidad. «Roberto Carlos.» Así comentan que le dice Macri a Rodríguez Larreta. «Es porque quiere tener un millón de amigos», aseguran, con maldad, quienes acompañan al ex presidente. Tal vez no sean un millón, pero el jefe de Gobierno tiene en su cabeza un esquema de alianzas hacia 2023 que amplía lo que es actualmente Juntos por el Cambio.

La prueba fue una charla de la que participó la semana pasada en la que se mostró con Margarita Stolbizer y Ricardo López Murphy. En el cuadro faltan los socialistas nacionales, como Miguel Lifschitz y otros referentes como Pablo Javkin o incluso peronistas como el exgobernador de Salta Juan Manuel Urtubey. Larreta quiere sumarle «centro» a su construcción de centroderecha para 2023.

El mayor peligro es que una brecha abierta entre ambos podría llegar al extremo de convertirse en la principal amenaza para la unidad opositora. Macri es desafiado por Rodríguez Larreta y una digestión lenta de la nueva situación ocurre en el cuartel del ex presidente.

«Fernández habla en contra de la meritocracia porque a él lo pusieron a dedo. Nosotros creemos en la meritocracia y el que quiera ser candidato tendrá que romperse todo para serlo», dice el último mensaje que nunca será escrito ni dicho de Macri a Rodríguez Larreta. Apenas si despunta una pelea entre dos por un mismo deseo: suceder a Fernández. En las últimas horas se sumó al concierto de candidatos, un jugador inesperado. Se trata del titular de la UCR y actual diputado nacional, Alfredo Cornejo, quien ya pide pista en la carrera presidencial a pesar de que faltan tres años para las elecciones . Se interpreta como un mensaje a Mauricio Macri y a Horacio Rodríguez Larreta, que aparecen hoy como los principales referentes de Juntos por el Cambio con chances electorales. «En el 2023 me imagino compitiendo por la candidatura a Presidente», dijo el ex mandatario mendocino. Como se ve, en Cambiemos se anticipa una pelea a brazo partido entre halcones y palomas.    

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información