El plan que tiene en su cabeza Alberto Fernández para ganarle a Mauricio Macri

«No creo en eso». Tres veces repite la frase mientras niega con la cabeza y descarta la posibilidad de que algún consultor extranjero le diga qué hacer, cómo hacer y qué decir en la campaña. Acostumbrado a manejar los hilos de la política, Alberto Fernández cambió su actitud corporal y ahora está en el centro de la escena: es quien genera y a quien rodean; a quien se acercan por fotos; es quien besa, estrecha manos y abraza y en la vereda de su oficina siempre hay grupos de gente esperando y algún auto estacionado y en marcha.

En sus charlas con intendentes le sugirieron que se muestre rodeado de gente común (más besos, más abrazos, más contacto directo) en lugar de asistir a actos políticos. Él hace ambas cosas. En el viaje a Uruguay del viernes desoyó consejos en contra y cruzó el Río de la Plata en el mismo barco donde alguna vez Axel Kicillof fue increpado. No hubo escrache para él excepto una mujer que le sacó una foto mientras le decía «No van a volver, chicos». No respondió y en cambió charló con empleados y se tomó fotos con algunos trabajadores y pasajeros. También buscó fotos políticas: con el intendente de Montevideo y precandidato a presidente del Frente Amplio Daniel Martínez; con José ‘Pepe’ Mujica por quien tiene un afecto especial y con parlamentarios del Parlasur (varias mujeres entre ellas la cordobesa Cecilia Merchán), organismo que apoyará.

En ese mismo sentido, podría viajar a México invitado por el presidente Manuel López Obrador. La invitación es previa a la precandidatura. El mexicano le había pedido armar un grupo de líderes progresistas a cuya cabeza ahora se anotará él. Descarta por el momento una gira por el exterior: está convencido de que antes de hablar fuera del país tiene que recuperar confianza entre los argentinos. «Tenemos muchos problemas acá como para ir a convencer a otros afuera», comenta.