El salario real aceleró su caída

La escalada de precios que siguió a la devaluación de agosto volvió a acelerar la caída del poder adquisitivo. Según los datos oficiales más actualizados, los trabajadores registrados perdieron en septiembre 2,5% en términos reales en medio de un aletargada dinámica reapertura de paritarias. Así, el derrumbe salarial acumulado desde noviembre de 2015, justo antes de la asunción de Mauricio Macri, ya superó el 20%.

El número surge al comparar la evolución del índice de la remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (Ripte), que publica la Secretaría de Seguridad Social y constituye la información salarial más actualizada, con el índice de precios al consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPC-CABA), cuya serie abarca todo el período, a diferencia del IPC Nacional del Indec, que comienza en diciembre de 2016.

Mientras que el Ripte acumuló una suba nominal del 192,9% desde noviembre de 2015, el IPC-CABA aumentó 266,7% en el mismo lapso. Así, la caída real acumulada se profundizó al 20,1%. Es decir que los asalariados formales ya perdieron más de una quinta parte de su poder de compra en menos de cuatro años. El desplome de la era Macri se acerca cada vez más al de 2002, cuando los salarios registrados se hundieron 23% por el impacto de la megadevaluación que implicó la salida de la convertibilidad.

Este deterioro es el fundamento principal del ingreso de más de cuatro millones de personas a la pobreza, que terminaría el actual mandato cerca del 40%, según las proyecciones de los especialistas. Esto significa un crecimiento de 13 puntos porcentuales respecto de lo que había a fines de 2015, de acuerdo al cálculo de Daniel Schteingart, Federico Favata y Guido Zack (26,9%); o de 11 puntos, si se considera la estimación la UCA (29,2%). Por el apagón estadístico tras la intervención del Indec, no hay dato oficial de aquel entonces.

Además del crítico empeoramiento de las condiciones de vida, la caída de los salarios también contribuyó, junto a otros factores, al retroceso de la actividad productiva a través de la contracción del consumo, que en nuestro país explica casi tres cuartas partes del PBI. Así, Cambiemos terminará con tres de sus cuatro años de Gobierno en recesión.

A la espera de los cuadros de distribución del ingreso del Indec, que muestran un panorama pormenorizado e incluyen al sector informal, el índice Ripte, que contempla a los trabajadores con mejores condiciones y sueldos, registró en septiembre un salario medio antes de impuestos de $45.485.

Esto implicó una suba nominal del 3,2% respecto de agosto, muy lejos de la inflación mensual del 5,9% que midió el Indec a escala nacional y del 5% que midió el Gobierno porteño para la CABA. Es decir, que el poder adquisitivo cayó en el noveno mes 2,5% o 1,7%, según con cuál de los dos IPC se lo compare.

El retroceso interanual se desaceleró hasta el 6% real, luego de que en agosto fuera del 7,9%. Sin embargo, pese a ser menor, el número es aún más preocupante. Ocurre que la comparación se realiza ahora contra septiembre de 2018, el mes del mayor pico inflacionario (6,5%) y del mayor derrumbe salarial (4,4%) desde 2002.