“Es presidente del PJ, pero actuó como jefe de La Cámpora”

Durante un rato largo, en medio del incendio del cierre de listas del sábado, Máximo Kirchner se encerró con Martín Insaurralde y Gustavo “Tano” Menéndez en la residencia del jefe de Gabinete bonaerense. Durante horas, no respondió llamados o mensajes. Al mismo tiempo, como en una coreografía estudiada, casi una picardía, se filtró la hipótesis de que ex intendente de Lomas de Zamora pretendía desplazar a Verónica Magario en el segmento vice de la boleta bonaerense de Unión por la Patria (UP).

Para apagar el rumor, Magario quiso ver a Insaurralde y lo fue a buscar a la sede del PJ sobre 54 casi 7, en La Plata. Cuando le dijeron que no estaba ahí, cruzó la calle y se fue a golpear la puerta de la residencia que ocupa el jefe de Gabinete, a 30 metros del edificio partidario. Tuvo que esperar que le abran. Hablaron, luego se fue a ver a Axel Kicillof, que estaba en la gobernación, y al rato apareció junto al jefe de Gabinete a firmar las actas de las candidaturas.

“Lo de Martín fue puro humo: la fórmula estuvo cerrada el jueves, apenas se confirmó lo de Massa y Rossi. Eso se acordó arriba y Martín no tenía ninguna chance de modificarlo”, confió una fuente de UP. Así y todo, el buscapié del sábado tuvo impacto dentro de la lógica brutal de un cierre de listas que dejó heridos por todos lados. “Ya me cagaron en el 2019, no me van a cagar de nuevo”, dicen que dijo Insaurralde en referencia a que, cuatro años atrás, pulseó para ser candidato a gobernador pero Cristina bendijo la fórmula Kicillof-Magario. El movimiento es más simple: agitó para negociar mejor. En medio de los chispazos, un operador trasmitió un mensaje temerario: “Si Verónica no va, Axel no firma”. El póker del cierre de listas.

Lapicera

Kirchner, presidente del PJ, fue el portador de la lapicera y maniobró sobre esas incertidumbres. Además de Insaurralde y Menéndez, asociado al lomense, la mesa chica del cierre tuvo un cuarto pasajero: Rubén Eslaiman, presidente del Frente Renovador, el partido de Sergio Massa, que firmó en el primer lugar de la lista de diputados de la Primera Sección.

El escaneo de las boletas que anotó UP, el sábado, explican el malestar intenso en sectores del oficialismo. Una frase graficó el balance final. “Máximo es el presidente del PJ bonaerense, pero en el cierre de listas actuó como jefe de La Cámpora”, le dijo a elDiarioAR un dirigente con control territorial y de buen diálogo con el diputado. Todos los cierres son picantes, pero el último fue especialmente ardiente. Hay una razón matemática: se discutían “listas cortas”, es decir con pocos lugares para repartir y la mesa de sectores se amplía. Un caso: Andrés “Cuervo” Larroque dejó La Cámpora y se puso al frente de La Patria es El Otro, por lo cual la demanda se multiplicó. Ese sector cobró poco y nada. Ponen en su cuenta a Juan Marino, del Partido Piquetero -que firmó 15 en la lista de diputados nacionales- pero no queda claro qué ruleta lo puso en ese casillero.

El buscapié de Insaurralde por la vice fue un capítulo en la novela más grande que incluso el acting de que los intendentes tuvieron que suplicarle a Máximo Kirchner que encabece la boleta de diputados nacionales, sobre la base de que no quería compartir tira con Santiago Cafiero y tenía algún recelo a compartir la marquesina de la boleta -es decir, las fotos de ambos- con Victoria Tolosa Paz. Con Cafiero el vínculo es pésimo pero Kirchner tampoco podía hacer nada. Como parte de la ingeniería de la unidad, que operó a través de Juan Manuel Olmos, Cristina aceptó el pedido de Alberto Fernández para tener dos lugares “a entrar” en la lista de diputados y sin veto de nombres. Uno de ellos fue Cafiero. CFK aceptó. La relación de Máximo con Tolosa Paz es fluida incluso hablaron en medio del tironeo por el reglamento de la interna que no fue.

Repartos

Las peleas de cartel parecieron fuegos de artificio para distraer el malestar de los territorios. Hay, válidos o no, reclamos puntuales. Por la Tercera -sur del conurbano-, los dos primeros lugares de la boleta de senadores provinciales -sobre 4 seguros-, los ocupan camporistas: Emanuel Santalla, de Avellaneda, y Amira Curi, de La Matanza, pero que forma parte del dispositivo que ordena Facundo Tignanelli, un dirigente que en otro tiempo se movió con Larroque pero en los reordenamientos internos de La Cámpora, se convirtió en el artesano de Máximo. El tercero es Adrián Santarelli, de Insaurralde, y la cuarta reporta al kirchnerismo vía Kolina, de Carlos Castagnetto. El quinto es Omar Plaini, sindicalista alineado con Cristina Fernández de Kirchner.

En la boleta final de la Tercera están las huellas de la contraofensiva de Insaurralde por la vice porque, al poner a la defensiva a Magario y Fernando Espinoza, dejó sin margen al eje Matanza para pelear más lugares en la lista provincial. Ahí, Máximo, coló a Curi.

De lejos, se puede contar a Santarelli como expresión de los intendentes pero la cuenta es corta porque salvo Insaurralde y Menéndez -que puso la número diez de la lista de diputados nacionales, Roxana Monzón, su pareja- el resto de los jefes territoriales casi no tuvieron protagonismo. Un caso, emblemático, es el de Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura, señalado como “funcionario que funciona” por Cristina Kirchner, y que sonó en varios roles de alto nivel. El sábado le ofrecieron firmar 11 en la lista nacional y prefirió no hacerlo. “Para que haya unidad tiene que haber generosidad”, le trasmitió, en modo zen, Katopodis. Al final, ubicó al sexto por la Primera pero tuvo que aceptar PASO en el distrito: Leo Grosso, con soporte del Movimiento Evita, desafiará a Fernando Moreira, aliado del ministro.

Cerca, en Ituzaingó, pasa algo parecido: Alberto Descalzo quiere hace seis años saltar a una boleta legislativa, pero sistemáticamente se topa con un veto. Ahora deja el municipio, intenta que su hijo Pablo retenga el distrito y pidió, casi con resignación, un lugar arriba. No se lo dieron. Pero hubo lugar para una figura de Ituzaingó: Margarita Recalde, militante de La Cámpora, firmó cuarta. “Máximo pone figuras de algunos municipios, pero no representan al territorio: representan a La Cámpora”, analizó un alcalde. La regla es clara: el diputado priorizó a los propios, o aliados, para hacer valer aquello de la “pureza” para un tiempo de resistencia.

Se verifica en varias líneas: el segundo escalón de la Primera fue para una referente de Mariel Fernández, intendente de Moreno, evitista de estrechísima relación con Máximo y el tercero para Martín Rodríguez, número dos de La Cámpora, y duelista de Juan Zabaleta en Hurlingham. La habilitación de primarias en distritos gobernadores por el PJ, que en otro tiempo estuvo prohibido, es el otro rasgo de un cierre que dejó tensiones a flor de piel cuyo desenlace es incierto. “¿Quién va a salir a calmar a los heridos?”, se preguntaron cerca de Kicillof.

Otro lacerado fue Mario Ishii. Al multielecto intendente de José C. Paz, que solía tomar té con Néstor Kirchner en Olivos, le “correspondía”, dentro de un esquema de repartos históricos, poner un diputado bonaerense pero no lo dejaron. Máximo, en persona, bloqueó la demanda de Ishii que trasmitió, donde pudo, su furia. “¿Los 150 mil votos de acá no valen nada?”, se irritó. Este lunes, por Twitter, pidió que el recambio de la presidencia del PJ bonaerense que está a cargo de Kirchner junior. “No están a la altura de la tareia para la cual fueron encomendados”, escribió.

“Armaron las listas a dedo, a espalda de los compañeros, sin posibilidad de ver la lista hasta el cierre de la misma y en una casa que ni siquiera era la del Partido”, dijo Ishii y le puso voz pública a un reclamo que circula, con intensidad, entre muchos dirigentes.

En la cuenta de los intendentes entra Leonardo Moreno, propuesto por Ariel Sujarchuk, intendente de Escobar que pivotea entre Massa y La Cámpora. Juan Pablo De Jesús, insaurraldista y vicejefe de Gabinete, está en un lugar entrable en la Quinta. La Cámpora, con la lapicera de Máximo, puso a los cabezas de las boletas seccionales de la Tercera, la Cuarta –Avelino Zurro, funcionario de Eduardo “Wado” De Pedro-, la Séptima –Mercedes Landivar, pareja del diputado camporista César Valicenti– y la Octava, La Plata, que encabeza Florencia Saintout. Es, junto a Sergio Berni -que encabeza la segunda- lo que podría contarse, parcialmente, como kicillofismo en las boletas, ya que integran su gabinete.

Sobre Berni hay otro matiz. “Se fue del kirchenrismo y se peleó con Máximo, en 2021 puso a su mujer como diputada, pero vuelve a cobrar. ¿Qué criterio se aplica?”, se quejó un operador que llevaba demandas de los alcaldes.

Fuente: ElDiarioAR