Escándalo en el Vaticano

Un cardenal expuso ante el tribunal penal de la Santa Sede y reveló un acuerdo con terroristas de Al Qaeda.

El cardenal Angelo Becciu, primer purpurado que comparece ante el tribunal penal del Vaticano, se defendió este jueves en un juicio en su contra por fraude financiero y reveló un supuesto acuerdo secreto aprobado por el papa Francisco para liberar a una monja colombiana secuestrada en Mali.

Durante dos horas y media, el cardenal italiano de 73 años rechazó las «acusaciones totalmente infundadas» que se le imputan ante el tribunal penal del Estado más pequeño del mundo, donde una decena de personas están siendo juzgadas desde julio de 2021 por fraude, malversación, abuso de poder, blanqueo de capitales, corrupción y extorsión.

En el centro del juicio está la costosa compra de un prestigioso edificio en Londres como parte de las actividades de inversión de la Santa Sede, cuyo patrimonio inmobiliario es considerable.

Becciu, a quien el papa Francisco destituyó y privó de privilegios de cardenal en septiembre de 2020, negó cualquier uso imprudente del Óbolo de San Pedro, la gran colecta anual de donaciones dedicada a las acciones caritativas del papa.

«No son fondos del Óbolo los que se han utilizado, sino los de la Secretaría de Estado», dijo en referencia al gobierno central de la Santa Sede, asegurando haber «seguido las prácticas» de sus predecesores y destacando la «confianza» depositada en sus colaboradores.

A finales de enero, el Vaticano confirmó que había vendido el edificio de 17.000 metros cuadrados del número 60 de Sloane Square, en el lujoso barrio de Chelsea, cuya adquisición a un precio inflado y con una hipoteca oculta dañó gravemente su reputación.

Además, Becciu afirmó que el papa había dado su acuerdo para una transacción de un millón de euros para liberar a la monja colombiana Gloria Cecilia Narváez, liberada en octubre de 2021 tras más de cuatro años de cautiverio en Mali en poder de un grupo vinculado a Al Qaeda.

Aunque no especificó si finalmente se pagó un rescate, esta revelación puso de manifiesto la utilización de los servicios de una empresa de seguridad británica, gracias sobre todo a la intermediación de la italiana Cecilia Marogna.

También acusada en este proceso, Marogna había afirmado que fue empleada por el cardenal para actividades de inteligencia destinadas a obtener la liberación de la religiosa secuestrada, y percibió 575.000 euros (unos 600.000 dólares) de la Secretaría de Estado en una cuenta eslovena.

Becciu ha negado firmemente haber tenido una relación con Marogna, apodada «la dama del cardenal» por la prensa italiana.