La estafa de Macri y la CGT con el bono limosna que suspendió el paro nacional

Los 2.500 pesos que algunos trabajadores recibirán en noviembre no servirá ni de cerca para paliar la pérdida del poder adquisitivo que se registró en 2018.

Lo dice el propio Gobierno; no hace falta apelar a estudios privados ni a las numerosas aseveraciones sobre el agujero financiero que el ajuste, la devaluación y la inflación provocaron en los bolsillos de los argentinos. Según datos dados a conocer por la Secretaría de Trabajo, en los últimos 12 meses los salarios de los trabajadores en blanco aumentaron el 25,4 por ciento. En ese mismo período, la inflación fue del 40,5 por ciento. Ergo, la sangría salarial para quienes tienen la fortuna de estar dentro del mercado formal del trabajo fue en el último año del 15,1 por ciento.

Sobre este escenario dramático la Confederación General del Trabajo pactó con el gobierno nacional levantar el paro nacional que estaba a punto de anunciar a cambio de una limosna de 5.000 pesos que, para colmo, será entregada en dos cuotas y a lo largo de tres meses, ya que la primera se cobrará con el sueldo de noviembre y la segunda con el de enero.

Además, solo lo recibirán los trabajadores del sector privado. Es decir que no llegará ni a los empleados públicos, ni a los jubilados y pensionados, así como tampoco a los beneficiarios de asignaciones del Estado. Y tal lo dicho antes, quienes trabajan en negro no verán un solo peso extra por afuera de sus ya demacrados salarios.

El anuncio del bono (o bonito) se hizo con fanfardeas y los capos sindicales parecían contentos con la medida, que en rigor no sirve ni como paliativo del salvaje recorte a la capacidad de compra de los asalariados, sobre todo porque al fin de cuentas en 2018 lo que recibirán los trabajadores serán 2.500 pesos