La plata de los bolsos de López ¿era de Cristina o de Macri?

Hace 3 años, cuando difundieron las imágenes de José López arrojando bolsos con millones de dólares tras las paredes de un convento, el macrismo celebró con champagne porque estaba convencido de que había encontrado el dinero «K», «la plata de la «yegua».

Horas y horas de radio y tv con hipótesis, acusaciones falsas y sentencias judiciales adelantadas aun cuando el juicio no había comenzado y miles de paginas impresas y publicadas con la imagen de López con chaleco antibalas y casco daban la vuelta al país y al mundo.

Pero de a poco el interés de los grandes medios públicos y privados por el caso López fue decayendo y el espacio que ocupaba en ellos era cada vez menor.

Pasaron tres años de aquel episodio y hoy, casi nadie sabe que el miércoles próximo va a concluir el juicio oral y público con López sentado en el banquillo a punto de recibir una condena casi exigua, unos 6 años de prisión.

¿Pero porqué tanto silencio luego de coberturas mediáticas nunca antes vistas? Porque en las audiencias quedó claro que el dinero vino de coimas recogidas por el ex funcionario, sin que apareciera vinculación alguna con el único objetivo de la alianza judicial-político-mediática: Cristina Fernández de Kirchner.

La Oficina Anticorrupción, que depende de la Casa Rosada, no puso el menor empeño en establecer por qué una parte de los nueve millones de dólares que José López arrojó en General Rodríguez salió del Banco Finansur,en tiempos en que la entidad era manejada por Jorge Sánchez Córdova, por entonces tesorero de Boca Juniors cuando Mauricio Macri era el titular de la entidad.

Una cronología rápida para no aburrir, señala que en agosto de 2018, López acordó con el rebelde Stornelli declarar como arrepentido. Durante todo el proceso previo López había dicho que el dinero venía «de la política» pero sin aportar ningún dato más.

Pero en su nueva declaración sostuvo una disparatada versión, que contradecía la anterior que se desmoronó por falta de pruebas y el hallazgo de nuevas evidencias que nada tenían que ver con el gobierno anterior ni con Cristina Fernández.

El fiscal de la causa Osorio consiguió que Estados Unidos conteste un pedido elemental: en los bolsos se encontró un ladrillo de billetes, en total 100.000 dólares, con el sello del Comerzbank de Estados Unidos y la Reserva Federal de USA.

El Departamento de Justicia norteamericano nunca quiso contestarle al juez Rafecas pero sí lo hizo con Osorio. Reveló que el ladrillo fue transportado por la empresa Brinks al Banco Finansur de Buenos Aires. Se trató de una partida de 3,2 millones de dólares. 

A partir de entonces el gobierno no hizo nada más para seguir tirando de la cuerda y ver la procedencia del dinero. El banco Finansur, manejado por el tesorero de Boca, amigo del presidente, operaba con algunas empresas trascendentes en la obra pública, entre ellas Odebrecht. Sólo con eso prefirieron sellar con el silencio una investigación que hubiera acabado con el gobierno de Macri de manera bochornosa.