Larreta gana protagonismo mientras se apaga la estrella de Macri

El jefe de Gobierno porteño se reunió con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, y le reiteró su postura de que «no es tiempo de hacer política». El ala dura lo critica por «colaboracionista». Suspensión por tiempo indeterminado de los encuentros de la mesa chica de Juntos por el Cambio.

Mauricio Macri se va a tener que buscar un hobbie. Hace un mes que no hay reuniones de la mesa chica del PRO, luego de que la última  terminara sin ningún acuerdo. Se cansaron de esos encuentros Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. En definitiva, solo le servían al expresidente. Tampoco pudo cerrar (como estaba previsto) el ciclo de conversaciones virtuales con el bloque de Diputados del PRO del que participaron Larreta, Vidal y hasta Emilio Monzó. La participación de Macri se suspendió sin nueva fecha. Sin mucho que hacer, la presencia del ex presidente se apaga, mientras el jefe de Gobierno gana protagonismo en reuniones con el Gobierno nacional y anunciando las nuevas medidas de la cuarentena.

La última reunión de la mesa chica del PRO fue el 12 de abril y, si bien habían logrado bajar el tono áspero de los encuentros anteriores, se reiteró el desacuerdo instalado en el espacio, que se divide entre quienes tienen responsabilidades de gestión y quienes están planeando un esquema de oposición dura en plena pandemia. Después de eso, como informó este diario , resolvieron suspender las reuniones, dado que solo servían para que se hablara en los medios de las internas del espacio.

«Al principio, iban a ser una vez por semana. No había sustancia política. Terminaban siendo encuentros donde Larreta, Eduardo Macchiavelli o Jorge Macri contaban las novedades de gestión», indicaron cerca del jefe de Gobierno. «No tenía sentido seguir con esas reuniones en medio de la pandemia. Además, en los encuentros, Horacio, Vidal, Grindetti plantearon que no hay mucho lugar para hacer política en este momento», indicaron. La decisión de «espaciar los encuentros», como se dijo al principio, llevó en realidad a su suspensión por tiempo indeterminado (ya va un mes). Macri pretendía mantener la dinámica que tuvo siempre que lideró el espacio de reunir a su mesa chica una vez por semana. El agotamiento de ese esquema muestra que su liderazgo está siendo disputado. Y, de hecho, lo deja con poco más que hacer que seguir con el aislamiento en la quinta familiar de Los Abrojos.

Para colmo, estaba previsto que Macri fuera el que cerrara un ciclo de conversaciones virtuales organizado por el jefe de bloque de Diputados del PRO, Cristian Ritondo, del que participaron Vidal, Larreta, Monzó y también economistas como Carlos Melconián. Finalmente, el expresidente no llegó a participar. Le dijeron que estaban complicados con la puesta a punto del sistema para sesionar y la conversación con todos sus diputados quedó para otro momento.

A nadie se le escapa que Ritondo está en la misma línea que Larreta y Vidal y lo expresó públicamente el fin de semana en un reportaje en el periódico Perfil: «También en lo político, el PRO tiene que hacer una autocrítica y luego abrir el partido.  Estamos en deuda con una autocrítica sana de lo que nos pasó para saber cómo seguir para el futuro. No hay una voz única. Y pretender que alguien de Juntos por el Cambio monopolice la voz opositora es desconocer cómo funciona el espacio», dijo Ritondo en un tiro por elevación a Macri, pero también a Patricia Bullrich, que intentó sin éxito alinear a la bancada.

En tanto, Macri sigue teniendo conversaciones uno a uno con los dirigentes de su espacio y mantendrá un bajo perfil. Tuvo, eso sí, un traspié cuando volvió a la escena pública con la firma de un documento de Mario Vargas Llosa . Según comentan en su entorno, firmó ese documento porque «pensó que pasaría desapercibido». Ahora volvió al silencio. Según Bullrich, es «para no darle al Gobierno la posibilidad de encontrar al enemigo perfecto». Según se comenta en el Gobierno porteño, es porque no le queda otra. «No tiene nada para figurar. La pandemia dejó en claro que es un expresidente y nada más», decían en Parque Patricios.

Larreta, en cambio, sigue ganando protagonismo: tuvo reuniones con funcionarios nacionales y con el presidente miércoles, jueves y viernes y participó del anuncio de la nueva fase de la cuarentena, además de que tuvo su propia conferencia de prensa para explicar los detalles en la Ciudad. Esto le permitió recuperar la iniciativa luego de varias semanas jaqueado por la situación en las villas –que continúa siendo preocupante– y el escándalo por la compra de barbijos vencidos.

Por su cercanía con Alberto Fernández en el anuncio de las medidas, desde el ala dura del PRO lo llegaron a acusar de «colaboracionista». «Horacio, cuando hubo que diferenciarse por la salida de los presos salió a hablar. No va a diferenciarse por diferenciarse, cuando estamos coordinando todos los operativos», lo defienden en su entorno. El larretismo sigue atentamente cuánto lo afectan esas críticas en su base electoral. Por ahora, no parece ser mucho: manejan encuestas en las que el jefe de Gobierno supera el 50 por ciento de imagen positiva.

No obstante, Larreta buscó hacer las pases con el ala dura. Hace dos martes, almorzó con Patricia Bullrich en la sede del Gobierno porteño. Si bien en su entorno indicaron que era un encuentro pautado, sirvió para que Larreta le reiterara a la presidenta del PRO que «no es momento para hacer política y los que busquen sacar rédito en este momento quedan pedaleando en el aire». Le tiró sobre la mesa encuestas –previas a la pandemia– en las que el 79 por ciento de la población se mostraba cansada de la polarización. «Ahora deben ser todavía más», dijo. Bullrich no cambió de posición: siguió planteando una oposición dura que se diferencie a toda costa del Gobierno nacional. Es una división que no cede, aunque por ahora todas las mesas están suspendidas.

Fuente: Pagina 12