Lula fustigó al FMI por «asfixiar» a la economía de la Argentina

«Ningún gobernante puede gobernar con un cuchillo en la garganta», sostuvo el presidente de Brasil durante la asunción de Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo en ubicado en Shangai

«Visité el centro de desarrollo de tecnologías de Huawei. La empresa hizo una presentación sobre 5G y soluciones en telemedicina, educación y conectividad. Una inversión muy fuerte en investigación e innovación», dijo Lula tras la visita al gigante que está presente en Brasil desde 2001 y fue autorizado incluso por el gobierno de Jair Bolsonaro a ser mayorista de 5G en Brasil, pese a las presiones de Washington.

También visitó a la cúpula del gigante chino Build Your Dreams (BYD), que tiene una fábrica en el estado de San Pablo de vehículos y ómnibus eléctricos.

La empresa puede protagonizar en poco tiempo un salto que es casi una foto de la transferencia de poder económico de Estados Unidos a China en Brasil y América Latina.

BYD pretende ocupar la fábrica en Caramari, interior de Bahía, que abandonó la estadounidense Ford, que en los años de Bolsonaro decidió dejar Brasil pese a ser el mayor mercado automotriz sudamericano.

Principal socio de Brasil, China le sirvió a Lula como plataforma para convertirse en una suerte de padrino del NDB, con Rousseff como la presidenta.

El banco de fomento, creado en 2014 bajo el mandato de Rousseff en Brasil, tiene como miembros extra Brics a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.

En el discurso de asunción de la expresidenta, destituida en 2016, Lula puso al NDB como ejemplo para torcer la hegemonía EEUU y el G7, el grupo de las siete economías más grandes del mundo.

«Por primera vez se establece un banco de desarrollo de alcance global sin la participación de los países desarrollados en su fase inicial. Libres, por tanto, de las cadenas de las condicionalidades impuestas por las instituciones tradicionales a las economías emergentes. Y más: con la posibilidad de financiar proyectos en moneda local», aseguró Lula.

Más tarde, se salteó el discurso e improvisó: en ese momento fue cuando sostuvo que el FMI es una institución que «asfixia» a países como la Argentina, como en el pasado lo hizo con Brasil.

Argentina retornó al FMI en 2018, cuando el Gobierno de entonces de Mauricio Macri acudió al último prestamista para adquirir el crédito récord de 45.000 millones de dólares.

Lula dijo que ningún gobernante puede ejercer el poder «con el cuchillo en la garganta» de las medidas internas que reclama el FMI a cambio de mantener el acuerdo del préstamo.

«La creación de este Banco demuestra que la unión de los países emergentes es capaz de generar cambios sociales y económicos relevantes para el mundo», aseguró.

El NBD, continuó, «tiene un gran potencial transformador, ya que libera a los países emergentes del sometimiento a las instituciones financieras tradicionales, que pretenden gobernarnos, sin tener un mandato para hacerlo».

Principal socio de Brasil desde 2009, China representa una oportunidad para la reindustrilización brasileña y es por ello que se espera que Beijing aumente su inversión en innovación y tecnología y reduzca apenas la función de «gran hacienda» que ofrecen los brasileños.

El 80% de lo que Brasil vende a China es proteína, soja, maíz, celulosa y mineral de hierro, productos con bajo o nulo valor agregado.

En su discurso en la sede del NDB, Lula defendió también el comercio en monedas locales, la desdolarización, un asunto acelerado por las sanciones del sistema swift contra Rusia, que logró con China, Turquía, Irán y otros países comerciar en rublos sus commodities.

En enero, los Bancos Centrales de Brasil y China firmaron un acuerdo para permitir el comercio y la inversión en sus monedas.

«Todas las noches me pregunto por qué todos los países necesitan comerciar en dólar. ¿Por qué no podemos comerciar respaldados por nuestra moneda? ¿Por qué no podemos comprometernos con la innovación? ¿Quién decidió que el dólar fuera la moneda después de que el oro desapareciera como moneda? ¿Por qué no el yen? ¿Por qué no el real, el peso? Debido a que nuestras monedas eran débiles, no tenían valor en otros países», dijo.

Lula elogió, con ironía, a China por tener una cultura milenaria de la «paciencia», pero aseguró que es necesario convencer al mundo de que no dependa de la moneda de EEUU.

«¿Por qué un banco como los Brics no puede tener una moneda para financiar las relaciones comerciales entre Brasil y China, entre Brasil y otros países Brics? Es difícil porque hay gente que está acostumbrada a depender de una moneda única. El NDB nos puede ayudar a pensar diferente», dijo.

El gobierno de Lula también preparó un borrador de una moneda común sudamericana para comercio exterior, llamada Sur, que va en el mismo sentido.

Lula comparó al NDB con la institución que quiso impulsar en la primera década de este siglo, en su mandato de 2003-2010, con la creación del Banco del Sur, que sería un motor del desarrollo regional para la infraestructura sudamericana y que nunca salió del papel.

Este viernes, Lula tiene en agenda una reunión con la gigante eléctrica china presente en Brasil State Grid, pero el foco político y la asociación con China será la gran atención.

Se reunirá en el Palacio del Pueblo con el titular de la Asamblea Popular Nacional (Parlamento), Zhao Leji, con representantes de sindicatos chinos, con el primer ministro, Li Qiang, para luego iniciar la visita de Estado con la cumbre con el presidente Xi, el más poderoso mandatario chino desde Mao Tse Tung.