“Mauricio, llévate el rostro de los pobres”

“Mauricio, has hablado de pobreza, llévate el rostro de los pobres, que son argentinos, dignos, respetuosos y merecen que nos pongamos de rodillas delante de ellos”. Así, de manera contundente, el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, se lo dijo esta mañana en la cara a Macri, responsabilzándolo así por lo que fue aquella falsa promesa de campaña de alcanzar la “pobreza cero”, mientras que en los últimos cuatro años crecieron a niveles alarmantes los índices que empujaron a un deterioro en la calidad de vida a millones de argentinos.

En el marco de la festividad del Señor y la Virgen del Milagro, desde las escalinatas de la catedral de la capital salteña, en la plaza principal, Cargnello –que no había oficiado la misa, sino que fue otro obispo- tomó el micrófono y le agradeció al presidente su presencia, pero tras recordarle que le había dicho a “todos los argentinos” que se había sentido golpeado” –en referencia a la derrota en las PASO– afirmó que “en el clima de ese golpe es que quiero hablar de corazón a corazón”.

“Cuando empezó usted (su mandato) dijo que iba a luchar por la pobreza cero. ¿Qué puede decir Salta ahora? Le da los rostros de la pobreza”, dijo Cargnello, mientras Macri, a escasos dos metros del arzobispo, tragaba saliva nerviosamente.

Seguidamente, puso como ejemplo a unos mineros que peregrinaron para asistir a esta festividad con los dueños de la mina y los gerentes, y se preguntó con énfasis: “¿No es posible venir juntos caminando por la historia? ¿Por qué creemos que la historia debe hacerse desde la pelea?”.

“Son gente humilde –agregó-, que trabajan en la Puna, vinieron caminando a 15 grados bajo cero, es gente que trabaja horas y horas en situaciones de inclemencia para darle riqueza a la República”.

Para que no queden dudas sobre el eje de sus palabras, el arzobispo salteño destacó: “Recordar una cosa que decía.. y vale para todos, los pobres no son una molestia, son una oportunidad, los pobres son maestros, ¿qué no enseñan? Cito sólo a los mineros, pero podría decir de casi todos los que peregrinan”.

Seguidamente, y para terminar su homilía, monseñor Cargnello se preguntó: “¿Por qué creemos que la historia tiene que hacerse desde la pelea? Nos lo enseñan los pobres. Por eso Mauricio, has hablado de la pobreza, llévate el rostro de los pobres. Son dignos, son argentinos y son respetuosos y merecen que nos pongamos de rodilla delante de ellos. Vale para todos, hermano. Nada más, gracias”.

El viaje de Macri a Salta había provocado un cruce en la Iglesia de esa provincia, ya que un prestigioso sacerdote y académico, el padre Raúl Méndez, había dicho que “podría provocar la lógica reacción” el algunos fieles y “empañar la fiesta”, pero luego trascendió que el propio Cargnello –enterado del interés del presidente de estar presente– lo había invitado por carta.

Demás está decir que el presidente no se quedó en Salta para la procesión de la tarde, que constituye el cierre más multitudinario, y para la que se esperan unas 800 mil personas. Una vez concluida la ceremonia religiosa subió al avión presidencial y retornó a Buenos Aires.