En Estados Unidos hay más armas que personas
La cultura sobre las armas en el país norteamericano ha sido ampliamente cuestionada debido a los frecuentes casos de tiroteos masivos en su territorio
Un nuevo tiroteo contra civiles se registró en Estados Unidos el pasado 24 de mayo. En esta ocasión, la masacre fue perpetrada en la Escuela Primaria Robb de Uvalde, en Texas, por el joven de 18 años, Salvador Ramos. El tirador acabó con la vida de 21 personas: 19 niños y dos adultos.
El arma usada por Ramos es conocida en Estados Unidos como AR-15, un fusil semiautomático que tiene múltiples versiones. Su diseño militar es “M16″, el cual puede ser descargado en modo automático. “No existe diferencia importante entre estos (fusiles) y armas militares”, resalta el Violence Policy Center, un centro de estudios especializado.
El martes en Uvalde, Ramos logró matar a 19 estudiantes y dos profesores, a pesar de que la Policía estaba en el lugar. Pero incluso antes, los AR-15, de venta libre en ese país, ya habían demostrado su triste eficacia en la serie de tiroteos que enlutaron a Estados Unidos.
Bien sea durante la matanza perpetrada en julio de 2012 en un cine de Colorado (82 víctimas, 12 muertos), la masacre cinco meses después en una escuela primaria de Connecticut (26 muertos, 20 niños) o el atentado yihadista en diciembre de 2015 en San Bernardino en California (36 personas afectadas, 14 fallecidas), se usaron estos fusiles ligeros dotados de cargadores con gran capacidad, de hasta 30 balas y más.
A pesar de los múltiples casos de tiroteos en Estados Unidos, que incluso ha sido tema de estudio en documentales como Bowling for Columbine: un país en armas (2002), del director Michael Moore, la legislación sobre la venta libre y tenencia de este tipo de artefactos bélicos no ha cambiado. La Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense recoge el derecho de los ciudadanos a portar armas de fuego, una normativa recogida por los fundadores de la patria que se ha mantenido vigente desde 1791.
De hecho, en 2008, la Corte Suprema de Estados Unidos ratificó que el porte de armas es un derecho fundamental del ciudadano. Mientras que en 2010, el mismo tribunal sentenció que ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda.
¿Más armas que personas?
Según datos del Instituto Nacional de Justicia, en Estados Unidos existen 393 millones de pistolas o rifles que están en manos de civiles. Se trata de un número exorbitante, teniendo en cuenta que es un país con 329,5 millones de habitantes, de acuerdo con cifras del Banco Mundial actualizadas al 2020.
El debate radica en que, si bien la tenencia de armas en ese país es un derecho reconocido en la Segunda Enmienda, su objeto se ha desnaturalizado completamente con el paso de los años. En lugar de configurarse como elementos de defensa personal, la venta libre de armas ha sido aprovechada por diversos personajes que ahora integran el listado de asesinos en Estados Unidos.
El tiroteo en Las Vegas (2017) que acabó con la vida de 58 personas durante la celebración de un festival; la masacre en la Escuela Primaria de Sandy Hook (2012), con un saldo de 27 muertos; el tiroteo de El Paso (2019) y sus 23 víctimas; o la masacre en la secundaria Stoneman Douglas de Parkland (2018), son solo algunos ejemplos de varios casos similares perpetrados en los últimos 10 años en Estados Unidos.
Armas, la principal causa de muerte de niños en EE. UU.
Las armas de fuego superaron a los accidentes de automóvil como principal causa de muerte entre los menores estadounidenses, con datos oficiales que muestran un fuerte incremento de asesinatos con armas, como la masacre en una escuela de Texas que se cobró la vida de 19 niños.
En términos generales, 4.368 niños y adolescentes de hasta 19 años murieron por causa de disparos en 2020; una tasa de 5,4 cada 100.0000, según datos del de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Casi dos tercios de las muertes fueron homicidios.
En comparación, hubo 4.036 muertes relacionadas con vehículos; anteriormente la principal causa de muerte en ese grupo etario. La brecha se fue cerrando desde que en las últimas décadas se mejoraron las medidas de seguridad en el tránsito, mientras que las muertes por armas fueron creciendo.