El desplome de la construcción en Rosario agrava la situación de los barrios copados por el narco
Por la paralización de la obra pública nacional y la recesión cayó el 25% de los empleos de la UOCRA que afecta principalmente a los barrios más humildes copados por las bandas narco.
Cuando Mauricio Macri asumió, una de las primeras medidas de Cambiemos fue la paralización de la obra pública nacional para achicar el déficit. En ese momento, el secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, le explicó a Macri que la desocupación en ese gremio tiene un fuerte impacto social con el aumento de los consumos problemáticos y la violencia.
Ahora, el gobierno libertario ensaya un nuevo intento por lograr el déficit cero y para ello, le puso el freno a toda la obra pública, hasta a proyectos que están muy próximos a terminar como la cárcel federal de Coronda, Santa Fe, que a pesar de la crisis de inseguridad que vive Rosario, la gestión nacional canceló su construcción que está avanzada en un 90%.
A su vez, con la eliminación del fideicomiso para barrios populares se suspendieron obras para las zonas rojas de Rosario, como anticipó LPO. Esta situación, sumada a la profunda recesión económica, derrumbaron los índices de empleo en la construcción.
Si a la proliferación de banditas que se dedican a la venta de drogas en el mercado minorista que defienden el territorio a los tiros se le suma una crisis económica profunda, se disparan los índices de pobreza «que siempre es tierra fértil para el narcotráfico», dijo un alto funcionario municipal.
En consecuencia, la caída del mercado de la construcción preocupa a las autoridades, «no porque se metan en los negocios ilegales sino porque se quedan sin herramientas para contener a sus hijos que pueden se tentados por el sicariato para conseguir plata fácil».