Encuentro a agenda abierta de Roberto Lavagna con mujeres referentes de la sociedad civil

Al revés de ciertas corrientes de moda, que limitan la temática femenina a cuestiones «de género», todos los aspectos de la acuciante realidad argentina estuvieron sobre la mesa: inversiones, defensa, energía, deuda, pobreza, educación… Y, sobrevolando todo, las ganas de recuperar la esperanza y volver a creer en la política

«Cada vez que salgo de estas reuniones, tiran en redes la mentira de que soy jubilado de privilegio», contó Roberto Lavagna hacia el final de este encuentro con referentes de la sociedad civil – empresarias, funcionarias, académicas y activistas sociales – que dejó muchas definiciones y en las que no hubo sólo preguntas sino también aportes, sugerencias, ideas, formuladas con mucha pasión por gente con vocación de aportar a sanar y reconstruir un país herido por las crisis recurrentes y el clima de enemistad social.

Posiblemente basten los dedos de una mano para contar a los ex funcionarios que no han tramitado sus jubilaciones aun sin necesitarlas. Pero parece que los diseñadores de campañas de difamación en las redes ignoran que Roberto Lavagna es uno de ellos.

La palabra «ajuste» borrada del mapa; una economía enfocada en la movilización de todos los factores de desarrollo del país; una inevitable renegociación con el FMI; una educación nuevamente nacional; en materia de Defensa, el acento puesto en ciencia y tecnología; un servicio civil nacional; tales fueron algunos de las definiciones que dejó la reunión.

Un encuentro con mujeres en el que se habló de todos los temas de interés público, contra la rara tendencia de ciertas corrientes de moda que limitan la agenda a las problemáticas «de género«, cuando ningún tema de la realidad les es ajeno a las mujeres.

«Me he encontrado en esta situación que no sé cómo definir. No lo tenía para nada en mi cabeza -dice este «todavía no candidato» que sin embargo despierta creciente expectativa-. Pero mi respuesta a los que me empujan a esto es si y sólo si se forma un gobierno de unidad nacional, que no significa unanimidad, sino una base de sustentación amplia».

Y un acuerdo en torno a consensos básicos. «Que son pocos, justamente por ser básicos».

Es la respuesta del ex ministro de Economía a lo que considera un mal de la política argentina: la pretensión de quienes llegan como parte de apoderarse del todo. «Piensan que tenían que tomar todo el poder y para siempre; la realidad los desmiente, más tarde o más temprano». Pero el daño ya está hecho.

Por eso cree que existe en la sociedad una demanda de unidad nacional. «Que el cuerpo dirigencial sea capaz de responder con una oferta acorde ya es otra cosa. Quedan dos meses de preparación», señala, en relación al momento en que tendrá que definir si se presenta como candidato a presidente.

Acuerdos como los de la Moncloa no son fáciles de lograr. «No es un arbolito de Navidad donde cada uno cuelga su adorno, sobre todo porque «al comienzo no hay nada para repartir». Lo que sí se debe acordar es «cómo repartir las cargas del modo más justo posible». Pero en definitiva, para que un acuerdo así funcione es necesario que se pongan en marcha los factores de desarrollo, advirtió.

En cuanto a lo que llamó la «técnica electoral», dijo que ya han manifestado la voluntad de unírsele en este proyecto sectores de Alternativa Federal (peronismo) y del radicalismo, el Partido Socialista, el GEN (Margarita Stolbizer), varios partidos provinciales y corrientes desarrollistas. También «mucha gente de la sociedad civil»; y aclaró que nombraba sólo a los que ya lo han manifestado por sí mismos: Facundo Manes, Rodolfo D’Onofrio, Marcelo Tinelli, Beatriz Sarlo.