Cerca de Monzó apuestan a que Vidal compita en la Ciudad
Consideran que le puede ir mejor que en tierra bonaerense, donde el aún diputado evalúa ser candidato en 2021 y buscar la gobernación dos años más tarde. En marzo decide si se lanza a la pelea.
Emilio Monzó está casi decidido: por primera vez podría animarse a probar la popularidad nacional y convertirse en candidato a diputado en 2021, con la esperanza de competir por la gobernación de la provincia de Buenos Aires dos años más tarde.
Intenta convencerlo su círculo íntimo, integrado por legisladores en ejercicio y otros que dejan la función el miércoles pero seguirán a su lado, como el ex jefe del bloque PRO Nicolás Massot y el vehemente Marcelo Daletto.
Son los que convencieron a Monzó de hacer el acto en Florencio Varela, con la logística del peronismo residual que alimenta a la oposición de turno en la siempre decisiva tercera sección electoral, al sur del conurbano bonaerense, con 4 millones de votantes decisivos en cada elección.
Monzó podría abandonar su perfil bajo para ser cabeza de lista, pero acepta que necesita prepararse, «hablarle a la gente» y menos a los dirigentes y aceptar que su vida familiar nunca más será igual. Brindar entrevistas televisivas, amigarse con las redes sociales e intervenir en polémicas con un discurso más llano.
Usará el verano para pensarlo y en marzo tomará una decisión, con Alberto Fernández habiendo terminado su luna de miel como presidente reciente. Si lo convencen, sus promotores empezarán a presionar a Horacio Rodríguez Larreta para correr a María Eugenia Vidal de la Provincia, si es que continúa con intenciones de caminar ese territorio.
Monzó decidirá en marzo si se anima a una candidatura en al provincia. Este mes armará una consultora, al igual que el jefe de Gabinete de Vidal.
La gobernadora no dio señales en contrario, pero su ruta es difícil: con el volante de la gestión no llegó a 40 puntos y el desgaste de estos años le deja una imagen negativa muy alta y difícil de revertir. El viejo dilema de pisos altos y techos bajos de los ex jefes ejecutivos.
De todos modos, aglutinar el votante anti peronista de la provincia en una figura como Vidal es uno de los objetivos de un candidato presidencial opositor como Rodríguez Larreta, aunque no le alcance para ganar.
Aún así, Monzó y su equipo quieren mudarla a la Ciudad y no someterla a las recorridas por un conurbano que nunca la aceptó y la aniquiló en las urnas. El plan B, advierten, es una interna que la desgastará todavía más.
Larreta tiene claro que a Martín Lousteau le quedó cerca la jefatura de Gobierno, porque sólo aceptó ser senador de Juntos por el Cambio si Diego Santilli repetía de vicejefe de Gobierno porteño y quedaba inhabilitado de enfrentarlo en por el cargo mayor en 2023.
Nunca faltan quienes tienten al economista de dar el salto nacional, donde cualquier encuesta lo coloca competitivo en una interna opositora, pero sus padrinos políticos, Enrique «Coti» Nosiglia y Emiliano Yacobbiti, tienen claro que el destino natural es la Ciudad y no lo dejarán pasar. Para dejar a la vista que son un equipo, Yacobbiti, flamante diputado nacional, acompañó al economista en su jura como senador.
¿Larreta mirará la Ciudad de afuera estos años? No encontrará otra candidata mejor instalada que Vidal, salvo que Carrió decida volver de su jubilación. Monzó es amigo de Lousteau, cenan semanalmente y suelen concilian intereses.
El suyo es que Vidal abandone la provincia lo antes posible y lo deje como único opositor a Axel Kicillof, con quien supo tener buena relación en su convivencia en Diputados. No hay mucho más, porque el vicegobernador Daniel Salvador borró a los radicales como opción en la Provincia para proteger a Vidal y no hay figuras dispuestas a desafiarla.
La necesidad de empezar rápido a caminar como candidato se debe además a que si la sangre llega al río Macri deberá intervenir y su elegido nunca será Monzó, a quien jamás le reconoció su consensos políticos para aprobar leyes y le recrimina no haberlo apoyando públicamente. «Si lo pueden convencer de bajar al recinto a defenderme vuelvo a hablarle», solía responder a quienes lo defendían en la quinta de Olivos.
Una curiosidad es que después de pelear como perros y gatos por el control de las listas bonaerenses, el vidalismo y el monzonismo eligieron el mismo trabajo para pasar la transición. Federico Salvai, jefe de Gabinete y mano derecha de María Eugenia Vidal, arma una consultora jurídica junto a Gustavo Ferrari, ministro de Justicia y con fluidos contactos en Tribunales.
Monzó tendrá la suya, con Massot y Rogelio Frigerio, que el martes abandona el Ministerio del Interior y volverá al oficio que le permitió conocer a gobernadores peronistas. La consultora amplía su oferta día a día: la habían pensado como gestión de intereses (lobby) y ahora le sumaron servicios económicos y contables. Massot empezó a pagar impuestos y espera clientes.
El martes, por su despacho pasaron 17 diputados del PRO que luego fueron a la reunión de bloque a pedirle al jefe Cristian Ritondo abrir el juego en el reparto de poder interno. Cuatro de ese grupo responden a Monzó, la misma cantidad llegó por Frigerio y el resto proviene de partidos provinciales poco dispuestos a recibir órdenes desde la Ciudad de Buenos Aires, sean quienes sean los interlocutores.
Intentaron armar un bloque propio e integrarlo en Juntos por el Cambio, pero Macri no lo habilitó y tres se fueron con partidos provinciales a una bancada capaz de ayudar al oficialismo con el quórum. El escarnio público que sufrieron en las redes sociales dio resultado, porque el resto de los rebeldes aún no planea seguir el mismo camino y prefieren dar la pelea por adentro.
Monzó, que ya no es diputado, está cerca de tomar el mismo camino, después de recibir ofertas para saltar al oficialismo, algunas ministeriales, según confían en su entorno. Prefirió quedarse en el PRO y evaluaruna candidatura a gobernador en Juntos por el Cambio, o en el frente opositor que prevalezca en 2021. Lo decidirá en marzo. Y su primera rival es Vidal.
Fuente: LaPoliticaOnLine