Comenzaron los cortes de gas en medio de la ola de frío: cuáles son los dos riesgos latentes que enfrenta el Gobierno
Se registraron interrupciones de suministro en algunas estaciones de GNC e industrias para garantizar el fluido a usuarios residenciales. Por qué hay “pre-emergencia”
Las olas de frío polar llegaron antes de los previsto a la Argentina y la disparada del consumo energético, mostraron las debilidades del sistema local. Debido a una menor disponibilidad de gas natural e infraestructura respecto a la necesaria para abastecer a los centros urbanos hizo que el Gobierno gestionara interrupciones en estaciones de servicio de GNC y en industrias para garantizar el suministro de fluido a los usuarios residenciales, cuya demanda es considerada “prioritaria”.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el frío extremo que comenzó el miércoles se sentirá con mayor fuerza este sábado y se quedará al menos hasta mediados de la semana que viene. Así lo informó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Es en ese marco que el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) instruyó a las distribuidoras a identificar los usuarios que podrían sufrir cortes para poder maniobrar el abastecimiento en lo que se define administrativamente como un estado de “pre-emergencia”.
Los primeros afectados fueron los “contratos interrumpibles”, que son por donde se empiezan los cortes para administrar con mayor cintura la capacidad de transporte de gas hacia los hogares. Este tipo de acuerdos, a diferencia de los que son “en firme”, son más económicos y encuadran principalmente a unas 200 estaciones que surten GNC ubicados mayormente en el AMBA y a algunos usuarios industriales.
Por otro lado, las distribuidoras también recurrieron a cortes de gas en industrias que tienen contratos “firmes, pero con ventana”. Este tipo de interrupciones suelen darse en invierno, son por un determinado volumen de metros cúbicos y son la “segunda palanca” que existe para maniobrar el abastecimiento del fluido. En concreto, se deja en ocasiones el mínimo de servicio necesario para no perjudicar a la planta.
Existen dos riesgos latentes que quiere evitar la Secretaría de Energía que conduce Eduardo Rodríguez Chirillo. El primer riesgo es que el faltante de gas se sienta en las usinas en las que se quema el fluido para generar electricidad, es decir, que se traduzca en cortes programados de suministro eléctrico. Para eso Energía solicitó a Cammesa que haga uso del transporte de gas solo hasta el mínimo técnico y utilice combustibles líquidos para sostener la demanda eléctrica.
El otro riesgo, descartado por el Gobierno y las distribuidoras, es que haya cortes de suministro de gas residencial. En principio estos clientes son “ininterrumpibles” y un corte implicaría grandes peligros para la seguridad de la población.
Esta “pre-emergencia” declarada oficialmente se da en el marco de temperaturas más bajas a lo previsto para esta época del año, una planificación de suministro que resultó deficiente y el ahorro tanto en importaciones como en obras que buscó el Gobierno para sostener el superávit fiscal. Por ejemplo, esta semana Cammesa salió a licitar de urgencia cargamentos de gasoil y fuel oil que tendrán un costo de unos USD 500 millones para el Tesoro, gasto que no estaba previsto originalmente.
Un ejemplo claro es la demora en la puesta en marcha “plena” del Gasoducto Néstor Kichner, que actualmente funciona a la mitad de su capacidad por los problemas de importaciones que se registraban con el Gobierno anterior y el freno de la actual gestión a las partidas destinadas a la obra pública. Sobre eso, este año no se contrató un segundo buque regasificador para el puerto de Bahía Blanca.
Una fuente del sector apuntó contra la “improvisación” oficial. “Megsa, que es el mercado electrónico de Gas, tuvo dos licitaciones de GNL para las distribuidoras de gas que si hoy tuviéramos ese combustible no tendríamos los problemas que tenemos ahora y quedaron desiertas, eso demuestra que es clara falta de revisión porque no supieron hacer una política que te aceptaran las nuevas distribuidoras”, explicó.
Esta situación abre un interrogante sobre si la Argentina tendrá en invierno el abastecimiento suficiente para su demanda energética. Por caso, el proyecto de reversión del Gasoducto Norte para revertir el flujo gasífero que viene desde Bolivia para llevar el fluido de Vaca Muerta a Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy, no será finalizado en su totalidad para el comienzo del período invernal, tal como estaba previsto en 2023.
Eso implica la necesidad de importar gas para que el norte del país no sufra faltantes, ya que desde julio Bolivia, por contrato, podría cortar los envíos ante el declino que sufre el país vecino en su producción.
En el Gobierno apuntan a que el principal problema actual en el suministro de gas natural del país es que el sistema de transporte se encuentra ante una gran desinversión producto de años de congelamientos tarifarios. Es por eso, afirman, que los ductos no soportan el gas que necesita la demanda.