El gobierno entregó una parte clave de la Ley Ómnibus para tratar de rescatar el resto
Javier Milei se quedó sin el paquete fiscal que era el eje de su proyecto de ley. Ante la falta de apoyo de los diputados, incluso de los más cercanos, el Presidente le pidió al ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, que anunciara la retirada de esa parte de la iniciativa.
En un giro sorpresivo de los acontecimientos, y tras el fuerte rechazo de los gobernadores, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que el Gobierno retirará las medidas fiscales de la ley ómnibus.
Se trata de capítulos que incluyen las retenciones, uno de los puntos que más resistencia cosechaba entre legisladores y gobernadores, y también del proyecto de volver a gravar con Ganancias a unos 800 mil trabajadores.
«Esto va a acelerar los tiempos» para la aprobación del proyecto, confió el ministro de Economía y reforzó: «Hay enorme consenso, lo han visto en las discusiones en el Congreso, en que el resto del paquete es beneficioso para el país. No va a haber inconvenientes en que se apruebe».
Detalló que ese capítulo que se retira contiene cinco medidas: «El blanqueo, la moratoria, el adelanto de Bienes Personales, la ley de Ganancias y las retenciones». Y adelantó que también podría postergarse otro foco de conflicto: «Puede incluir también el cambio de la fórmula jubilatoria. Eso es lo que se retiraría».
El oficialismo cometió varios errores y desprolijidades en la negociación con la oposición, que provocaron el alejamiento del bloque de Miguel Pichetto. Además, 14 de los 34 diputados de la UCR se negaban a votar a favor del despacho de mayoría, que recibió 170 pedidos de cambios. La primera derrota de los libertarios abre interrogantes sobre el futuro del bloque oficialista donde Pichetto y el PRO exigen un cogobierno.
La Libertad Avanza necesitaba sumar a sus 41 diputados los 37 del PRO, los 23 de Pichetto y los 34 de la UCR para tener una mínima ventaja en la sesión. Pero nunca logró alinear a esos 135 legisladores y se quedó sin quórum de 129. Las provocaciones de Milei en Twitter, en los medios o por las filtraciones que lo enojan solo servían para romper los puentes con los gobernadores y los bloques legislativos que requería para obtener la media sanción.
La situación se complicaba aún más con el rechazo del PRO a respaldar en el recinto la suba de retenciones, una medida que el Presidente había prometido no aplicar. “Les faltan 30 o 40 votos para los artículos clave, y eso siendo optimistas”, confesó un macrista.
El panorama era aún más difícil en el Senado, donde el peronismo tiene 33 senadores y puede alcanzar la mayoría de 37 con facilidad frente a un proyecto que perjudique a los mandatarios provinciales.
La Casa Rosada también advirtió el riesgo de insistir con el proyecto tal como estaba, ya que no solo podía perder la suba de retenciones o la fórmula jubilatoria, sino que podía sufrir la modificación en el recinto de la coparticipación del impuesto PAIS, como sugirió el gobernador Martín Llaryora.
Las palabras de Pichetto, que le recomendó al Presidente que armara una “coalición de gobierno” y que le dijo que no se podía “gobernar así por cuatro años”, también influyeron. Un diputado PRO coincidió pero “con disidencias”: “Mauricio (Macri) era barato en diciembre, pero ahora Milei va a pagar caro porque, encima, el otro es rencoroso”, ilustró.
En ese sentido, imputaba responsabilidad tanto a Menem como al ministro del Interior, Guillermo Francos, por ser uno de los participantes de un elenco que apareció en escena sin conseguir resultados. “Vos tenés que tener una lista con el nombre de los diputados que votan a favor y los que están en contra e ir a buscar a los que votan en contra para preguntar por qué, ver qué pasa, qué piden y trabajarlos”, decía con elegancia, y agregaba: “cuando vas a negociar, tenés que tener punteado qué cedés, qué pedís, cuánto apretás, cuánto aflojás y hasta dónde vas”.
El experimento libertario fue, con este proyecto, improvisado. Primero, los emisarios del Poder Ejecutivo tomaban nota pero no podían garantizar el cumplimiento de las demandas porque no tenían espalda. Luego, Milei envió al asesor Santiago Caputo y un junior de Federico Sturzenegger, el ideólogo sin cargo, para el mismo paso de comedia pero con un dejo de soberbia de parte de los interlocutores empoderados. Finalmente, terminaron proponiendo como escenario de las deliberaciones un departamento en Recoleta con Sturzenegger para modificar un dictamen que, según el testimonio de diputados opositores, se había firmado en blanco.