El Grupo Callao fue clave en el armado del gabinete

Habían pasado algunas semanas de la derrota electoral de 2017. Alberto Fernández, preocupado por el devenir del peronismo dividido y fragmentado que había perdido contra Esteban Bullrich en las elecciones legislativas, levantó el teléfono y convocó, uno por uno, a un grupo de dirigentes cercanos. A algunos, como Santiago Cafiero, los había conocido hacía poco tiempo, en la campaña de Florencio Randazzo. A otros, como Julio Vitobello, Matías Kulfas Miguel Cuberos, los conocía desde hacía varios años. Hoy, muchos de ellos forman parte del círculo de mayor confianza del presidente y jurarán como funcionarios por los próximos cuatro años.

La historia del Grupo Callao comenzó en el bar Los Galgos, a cinco cuadras del Congreso. Allí, en un templo reabierto en 2016 donde muchos coinciden en que se sirve el mejor vermú de la Ciudad, Fernández comenzó a reunirse periódicamente con un grupo de jóvenes dirigentes preocupados por la realidad argentina y el devenir del peronismo. Algunas reuniones continuaban en el estudio de abogacía que el ex jefe de Gabinete comparte con Marcela Losardo, su flamante ministra de Justicia.

El Grupo Callao fue la usina de ministros y funcionarios del nuevo presidente. A excepción de Vilma Ibarra (secretaria General de la Presidencia)y Losardo, a quienes conoce hace varias décadas, su círculo íntimo de mayor confianza lo integran dirigentes de esa suerte de think tank peronista que buscó emular el Grupo Calafate diseñado por Néstor Kirchner en 1998 junto a Eduardo Duhalde y Alberto para oponerse, dentro del PJ, a Carlos Menem. A pesar de que con todos tejió un vínculo cercano, el más especial fue con Cafiero, su jefe de campaña y ahora flamante jefe de Gabinete. Politólogo y nieto de Antonio Cafiero, fue concejal de San Isidro, candidato a intendente y uno de los armadores del espacio de Randazzo en 2017.

De ese grupo de militancia en el que Alberto insistía en que había que “juntarse para reconstruir la Argentina” salieron varios ministros y secretarios que acompañarán al presidente en los próximos años. El más destacado, por el rol que cumplirá, es el economista Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, ex director del Banco Nación, ex secretario Pyme y desde el 10 de diciembre el encargado de manejar la economía real. También en las reuniones participaba el nuevo ministro de Trabajo, Claudio Moroni, el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y la ex concejal de La Plata y flamante titular del Consejo Federal de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, esposa de Enrique “Pepe” Albistur, hombre de confianza de Fernández.

Cecilia Todesca es otra de las funcionarias que regresa a la administración pública e integró el Grupo Callao desde sus inicios. Hija adoptiva del saliente titular del INDEC, Jorge Todesca, su padre biológico fue Luis Bocco, un militante de Montoneros acribillado en abril de 1975. Durante la campaña fue uno de los “faros” en materia económica para Fernández, y desde ahora será la vicejefa de Gabinete de Cafiero.

“Se discutía coyuntura, Alberto se proponía desengrietar, hoy todos tienen un gran reconocimiento, pero hace dos años muchos eran desconocidos”, aporta a BigBang un integrante del Grupo Callao. Por esos tiempos, Fernández reconstruía a gran velocidad su vínculo con Cristina, e insistía en que sin la ex presidenta no se podía constituir una opción con posibilidades de vencer a Mauricio Macri, pero remarcaba que con ella sola no alcanzaba. En ese momento, y sin pensar siquiera en la posibilidad de ser presidente, Fernández comenzó a dialogar con más frecuencia con Sergio Massa Felipe Solá. “La unidad es inevitable”, les repetía Fernández a todos.

LOS CELESTINOS DE LA UNIDAD

Durante años, a pesar de la distancia con Cristina, Alberto nunca cortó su vínculo con Máximo Kirchner, con quien supo conservar la relación y conversar esporádicamente aún después de dar un portazo de la Jefatura de Gabinete a mediados de 2008, tras la crisis con el campo. Junto a Juan Cabandié y el ex embajador en el Vaticano, Eduardo Valdés, fueron los encargados de gestionar el reencuentro concretado a fines de 2017.

Cabandié fue otro de los dirigentes que mantuvo buen vínculo con Alberto y con Cristina, a pesar de sus diferencias con La Cámpora. Desde hoy asumirá un llamativo rol como ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Durante años, cada sábado en el quincho de su casa en Caballito se cultivaron asados de la unidad con dirigentes de (casi) todos los colores.

Valdés es otro de los hombres que integran el círculo de confianza de Fernández. Durante la campaña y tras la victoria de las elecciones, organizó varios encuentros en su “refugio” peronista de la calle Guardia Vieja, un restaurante a puertas cerradas ubicado en Almagro, donde cada reunión suele extenderse hasta altas horas de la madrugada.

La última fueel domingo, con Cristina Alberto como anfitriones, rodeados de una decoración peronista, que incluye hasta un auto Justicialista reacondicionado, decenas de cuadros, fotos del Papa Francisco, Gardel, una réplica de la Copa del Mundo y Súper Hijitus. Antes, al mediodía, Valdés Fernández almorzaron junto a Vitobello, su futuro jefe de asesores, Juan Manuel Olmos Guillermo Oliveri en una parrilla de Luján.