Hablan de acuerdo con los acreedores
Hablan de acuerdo con los acreedores y los mercados festejan con subasLas acciones argentinas en Wall Street marcan alzas que llegan hasta el 13%. En el Gobierno dicen que no hay acuerdo.
El rumor de un acuerdo con los acreedores en 54,8 dólares de valor presente neto hace volar las acciones argentinas en Wall Street. La posibilidad de un acuerdo ya venía siendo la impresión dominante en los mercados, como anticipó LPO el viernes pasado, pero este domingo el Gobierno filtró que no iba a mejorar su oferta y se encaminaba a un default duro.
El Grupo Financiero Galicia trepa 9,35% en lo que va de la rueda, mientras que el papel del Banco Supervielle llega a 11,8% y el de Pampa Energía a 10,2% a la espera de un anuncio oficial que confirme que las partes llegaron a un acuerdo.
Fuentes al tanto de las negociaciones confirmaron que Guzmán y los acreedores estaban a apenas 4 centavos de diferencia y que iban a hacer cerrar el acuerdo. De hecho, en el mercado esperan que esta misma tarde haya una conferencia de prensa para confirmarlo.
Mientras tanto, en el Gobierno se aferran al manual y aseguran que no hay acuerdo.
Pero el mercado ya descuenta el acuerdo: YPF sube 5,8%, Transportadora Gas del Sur 6,6%, el banco Macro 9,4% y el Francés 8,2%. Solo Despegar se mantiene en baja de 0,7%, el resto del panel vuela.
La fuerte suba se registra luego de un fin de semana atiborrado de idas y vueltas. Con menos del 40% de aceptación de la propuesta, este sábado el Gobierno analizaba extender la vigencia de la invitación para entrar al canje, pero luego Alberto Fernández remarcó que las proyecciones económicas para el mundo entero son bastante más pesimistas que cuando comenzaron las negociaciones y que no iba a extender la oferta, que iría a negociar directamente con el FMI.
Y aunque difícilmente el FMI vote un acuerdo con un país que no ordenó sus números con los acreedores privados, la tesis del gobierno y que repite uno de los funcionarios argentinos es que los primeros interesados en cerrar con la última oferta son los acreedores: «Después de que acordemos con el FMI, los análisis de sostenibilidad van a dar mucho más bajo y los compromisos que podamos hacer van a ser incluso menores y se van a arrepentir de no haber cerrado en julio», explicó eventualmente a este medio.
Los acreedores, que aseguran haber conseguido el apoyo de nada menos que el 53% de las tenencias de la deuda argentina elegible para este canje, también arrimaron una nueva contrapropuesta al gobierno. Anoche dejaron trascender que sería de 54,9 dólares de valor presente neto. Mientras que el ministro se habría comprometido a no tocar los montos de los pagos -pero sí acercarlos un poco más en el tiempo- para darles un mayor incentivo a los fondos.
Lo cierto es que ambas partes tienen mucho más que perder si las negociaciones fracasan que si llegan a un acuerdo. Además, es de extrema relevancia el hecho de que el grupo Ad Hoc haya agrupado a al menos el 35% de las acreencias dos semanas atrás y al 53% la semana pasada en contra de la propuesta oficial.
En el gobierno primero lo vieron como una derrota, porque de ser efectivamente esos los números, su propuesta habría quedado desbancada una semana antes de la fecha de cierre del canje, fijada para mañana. Sin embargo, en realidad se trataba de una excelente oportunidad: de poder cerrar un acuerdo con el 53% de los acreedores, más el 35% que hasta el viernes ya había entrado al canje, Guzmán tendría margen suficiente para avanzar en una reestructuración que dispare las Cláusulas de Acción Colectiva tanto para los bonos M como también para los bonos K. Lo que lo dejaría como el autor de un acuerdo sin holdouts.
El otro factor que obligó a todos a sentarse a la mesa a último momento fue una noticia que llegó de Nueva York el viernes por la noche. Dos fondos acreedores de Ecuador se habían presentado días antes ante los tribunales del Distrito Sur para bloquear el proceso de reestructuración que lleva adelante Lenin Moreno. Con el 3% del total de la deuda ecuatoriana consideraron que los términos de la renegociación eran un atropello y fueron en busca de respaldo judicial para frenar un proceso que cierra hoy, pero no tuvieron eco. La justicia consideró que las negociaciones debían seguir su curso.
Para la Argentina esto significó un apoyo tangencial al saber que los tribunales de Nueva York no harían lugar al reclamo de bonistas díscolos mientras se extendiese el período de negociación.