¿Habrá otra ola de Covid?
Mientras en la Argentina ayer se reportó solo una muerte por la enfermedad, tanto las autoridades sanitarias como las cifras internacionales indican que la pandemia todavía no debería darse por concluida.
Por estos días, es imposible reprimir una sensación de alivio cuando cada tarde, a las cinco, el Ministerio de Salud de la Nación da a conocer cifras decrecientes de casos notificados, número de personas en terapia intensiva y fallecidos reportados por coronavirus en Argentina. Ayer, domingo, se cargó en el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud una sola muerte, algo que no ocurría desde abril de 2020. El buen momento epidemiológico después de dos durísimos años ilusiona y es tentador dar por finalizada la pandemia.
Pero la información que llega desde otros países (incluso algunos con buena vacunación) no es tan alentadora. En el Reino Unido, según acaba de publicar The Guardian, las infecciones por Covid se mantienen en niveles récord. Datos surgidos de tests realizados al azar indican que por segunda semana consecutiva aproximadamente una de cada 13 personas tuvo Covid. Lo atribuyen a la variante Ómicron BA.2, más transmisible que las previas, a la eliminación de restricciones y a la disminución de la inmunidad. Sin olvidar que podría jugar un rol la última variante que se está observando con cierta atención (aunque todavía sin indicios ciertos sobre su eventual peligro), la XE.
Mientras tanto, después de controlar muy eficientemente la pandemia, el aumento vertiginoso de casos en las últimas semanas provocó un caos en Shanghai y otros lugares de China, y el miércoles la directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa Etienne, instó a los países a permanecer vigilantes y avanzar sin dilaciones en la inmunización. “Aunque los casos y las muertes disminuyeron en gran parte de la región, los países notifican más de 620.000 casos nuevos cada semana. (…) No podemos ignorar el riesgo de nuevos repuntes de Covid-19 —agregó—. Ahora debemos redoblar nuestros esfuerzos para asegurar que nuestras poblaciones vulnerables reciban las dosis que necesitan y mantener la capacidad de realizar pruebas para que no entremos en esta próxima oleada a ciegas”.
Cabe preguntarse si la protección de las vacunas permitirá paliar el efecto de la llegada de temperaturas más frías, sumadas a presencialidad escolar y laboral casi plenas, o si es previsible que en el futuro próximo los números vuelvan a subir. Los ministros de Salud de la Nación y de CABA coincidieron en que todo indica que en algún momento debería haber un rebrote, también varios investigadores destacan que parece el escenario más probable, pero la respuesta corta es: “todavía es imposible predecirlo”.La vacunación más la inmunidad natural permitieron controlar el impacto en hospitalizaciones del último brote
Es más, algunos subrayan que dado que cada vez se testea menos, mientras no haya un impacto importante de casos graves tampoco llegaremos a saberlo, “salvo que el aumento de casos venga acompañado con un desastre sanitario; y eso no depende de nosotros, sino del virus”, comentó informalmente un investigador.
“¿La verdad? Es muy difícil hacer un pronóstico. Todo hace pensar que sí [habrá un aumento] ,aunque podría ser moderado —comenta Martín Barrionuevo, senador por Corrientes y uno de los que analizó con agudeza los números de la pandemia a lo largo de estos dos últimos años—. En este momento, parece que la gripe está teniendo más prevalencia que el Covid, tal vez por la inmunidad adquirida por vacunas y contagios. Y a esto hay que sumar que cada vez se testea menos”
La amenaza del invierno
Para Javier Farina, exdirector del comité de infectología crítica de la Sociedad Argentina de Infectología e integrante del comité de asesores del presidente, “como ocurre con otras patologías que se transmiten por via aérea, al volver a bajar la temperatura y las personas a amontonarse en espacios cerrados sin ventilación, tendremos un nuevo incremento de casos. Esperemos que el buen porcentaje de vacunados tenga un impacto como lo tuvo en la ola de Ómicron y sea menor la proporción de casos graves y fallecidos respecto de las anteriores. Lo que no sabemos aún es si aparecerá una mueva variante que no sea contenida por la inmunidad previa”.
Su colega Leda Guzzi, también miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, coincide. “Con el advenimiento de las temperaturas frías, se genera un ámbito más propicio para la dispersión viral —subraya—. Es difícil pensar que podremos quedar exentos de la dinámica que viene exhibiendo la pandemia en el hemisferio Norte, que ya va por la sexta o séptima ola… Si a esto le sumamos (en un marco de intensa circulación de viajeros y sin ningún tipo de restricción) la circulación en otros países de variantes como BA.2 y XE, que presentan un marcado escape inmunológico (por lo tanto, la infección y la transmisión pueden suceder a pesar de las altas coberturas vacunales), es difícil pensar que no vaya a suceder otra ola”.
Según explica Guzzi, el alto nivel de inmunización permitiría anticipar que no debería haber un alto impacto en hospitalizaciones y fallecimientos, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en Hong Kong. “Pero de ninguna manera podemos pensar que estamos exentos de un nuevo brote —aclara—. Ojalá no suceda…
El físico Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, actualmente en la Universidad de Hurlingham (Unahur), cuyos informes diarios estuvieron entre los más precisos análisis de datos de la pandemia, aclara que de los actuales es difícil sacar conclusiones. “Nunca me dediqué a hacer predicciones, sino a analizar números —subraya—. En este momento, hay muchos asintomáticos, se testea menos, hay menor registro de casos, con lo cual entre lo que uno ve y lo que realmente está pasando, se pierde una parte, seguro. Por otro lado, el informe diario carga muchísimos casos y fallecimientos antiguos. De la base de datos [que es lo más fidedigno], lo que observo estos días es que CABA no está bajando, está estable. Sin embargo, esto ya pasó en otras oportunidades; entonces, no puedo decir que muestra una tendencia y va a empezar a subir. No tengo argumentos”.El uso de barbijos es una medida para prevenir el contagio de enfermedades respiratorias
Y enseguida agrega que el hecho de que cada vez hay menos atención a los cuidados no ayuda [a evitar un rebrote]. “Además, no se atiende el tema de la ventilación. Aprendimos poco de lo que ocurrió hasta ahora. Veremos”.
Por su parte, el especialista en bioinformática e investigador del Conicet, Rodrigo Quiroga, de la Universidad Nacional de Córdoba, explica que con los datos existentes todavía no se pudo simular adecuadamente lo que ocurrirá. “Es posible que si uno tuvo una ola grande de Covid, por un buen tiempo no haya un aumento de casos por [la variante] BA.2 —detalla—. También depende de en qué momento ingresó BA y cuánto circuló. Si lo hizo en forma tardía, y a eso se le suma que hay una alta proporción de la población infectada con Ómicron, podría pasar mucho tiempo para que crezcan los casos por BA.2. Es difícil predecirlo. Esto tal vez explique por qué no están aumentando los casos en los Estados Unidos y tampoco en América del Sur”.