Kakebo, el método japonés que te ayudará a ahorrar una parte de tus ingresos
La precariedad de los salarios en España y, sobre todo, el encarecimiento de los precios de la luz, el gas, la gasolina e incluso los productos más básicos de la cesta de la compra está haciendo que cada vez destinemos menos porcentaje del salario mensual al ahorro. Esto hace que el ‘colchón’ que las familias tienen para imprevistos se reduzca y eso puede llevarlas de cabeza a un endeudamiento del que será muy complicado salir.
Por eso, es importante que, aunque sea una pequeña parte, todos los meses ahorremos un poco de nuestro sueldo. Para que sea más fácil conseguirlo, uno de los métodos más conocidos, tanto por su eficacia como por su seguimiento es el método japonés Kakebo.
¿En qué consiste el método Kakebo?
Según explican a 20minutos fuentes del comparador financiero Banqmi, «el método Kakebo es una forma de organizar las cuentas que tiene su origen en 1904 con la periodista japonesa Hani Matoko». Su idea inicial era ayudar a las mujeres del hogar a gestionar la economía doméstica y a que también pudieran ahorrar.
Para llevarlo a cabo, no necesitas descargarte ninguna aplicación ni pagar a un asesor financiero que te ayude, simplemente tienes que coger papel y boli o abrir una página de Excel para hacer unos cálculos muy sencillos: ingresos-gastos=ahorro.
¿Cómo funciona el método Kakebo?
Antes de ponernos manos a la obra, es importante organizarse bien. Cuando comience el mes deberás saber cuántos ingresos vas a tener fijos y qué gastos deberás afrontar a lo largo de los próximos 30 días. Por ejemplo, si pagas alquiler o hipoteca, ese es un gasto fijo, también lo que inviertas en comida o el pago de las facturas de luz, agua, gas… Pero si tenemos que hacer un regalo de cumpleaños o de navidad, ese gasto sería variable y también habrá que contabilizarlo durante ese periodo.
Es importante también saber de cuánto dinero vamos a disponer. Así, una vez tengamos claro tanto el gasto como el presupuesto, tocará realizar la planificación mensual. Para ello, el método Kakebo distingue entre los siguientes conceptos:
-Ingresos: el salario o la pensión… pero también las pagas extra si justo te toca cobrar una ese mes, por ejemplo.
-Supervivencia o gastos fijos: hipoteca o alquiler; facturas de luz, gas, agua o teléfono; algún préstamo pendiente…Todo lo que tengas que pagar sí o sí.
-Gastos opcionales o variables: Unas cañas con los amigos, una comida con los compañeros de trabajo, un cumpleaños, compras de Navidad…
-Gastos culturales: una tarde de cine, compra de libros, las entradas para un festival o un concierto… Eso también hay que contabilizarlo.
-Gastos extras: Además del ocio que podemos prever, pueden surgir otros gastos inesperados como puede ser una derrama en el edificio, la avería del coche o la moto, el arreglo del ordenador o del móvil… Y siempre es recomendable tener un ‘colchón’ para poder afrontarlos.
¿Qué conseguimos con el método Kakebo?
Logramos tener una visión global de cuánto gastamos y a qué estamos destinando el dinero. A partir de ahí podremos decidir de dónde recortar gastos e incluso plantearnos si de verdad necesitamos todo lo que hemos incluido.
Saber el fin del ahorro también es importante, así como el tiempo en el que lo queremos tener. Es decir, si quieres ahorrar para comprarte un coche el año que viene, deberás ver cuánto vale el coche y cuánto tienes que ahorrar cada mes para tener ese dinero disponible en la fecha en la que te lo quieras comprar. Lo mismo pasa con los viajes, la compra de una vivienda o el pago de las deudas.
¿Cómo funciona la regla del 50/30/20?
Otro de los métodos más usados para ahorrar es la regla del 50/30/20. ¿En qué consiste? En coger los ingresos mensuales y destinar un porcentaje de esos ingresos a un fin concreto. En esta ocasión la división es más genérica que en el método Kakebo, pero si se cumple es igual de beneficiosa.
-50% del salario para los gastos fijos o las necesidades primarias.
-30% del salario para el ocio y los caprichos: aglutina lo que en el método kakebo se divide entre gastos opcionales, culturales y extras.
-20% del salario destinarlo directamente a ahorro.
Lo ideal, en este caso, es hacer la separación del ahorro en cuanto nos entre la nómina en la cuenta para que, así, a no ser que haya un imprevisto urgente que no hayamos contemplado, no utilicemos ese dinero para otros cometidos.