La gente inunda las calles de la Ciudad y nadie les dice nada

Este fin de semana, como nunca, se repitieron las escenas de masiva circulación de personas sin respetar la distancia social por los barrios porteños e incluso se vio a vecinos sentados en las zonas al aire libre de los restaurantes consumiendo, en plena cuarentena estricta.

Han pasado 115 días, es decir, casi 4 meses desde que el Gobierno decretó el aislamiento obligatorio en todo el país, y en la región metropolitana (Gran Buenos Aires y Capital Federal) la cuarentena es como la del primer día, o casi en términos económicos, pero muy relajada en materia social cuando está ¡terminantemente prohibido! ¿Pero quién está con ánimos de respetarla con el desgaste psicológico propio de tanto tiempo de encierro y más aún si ningún efectivo policial dice nada?

Así las cosas, las postales de este fin de semana en plena cuarentena estricta, casi como la fase 1, fueron alarmantes: mientras los casos no paran de crecer -aunque la curva se mantiene estable así como la duplicación de contagios es de 20 días aproximadamente- la gente sale a la calle de forma masiva y sin ningún respeto al distanciamiento social: sólo llevan barbijo.

La distancia de un metro y medio te la debo

En este video que acercaron a minutouno.com lectores del portal, se ve cómo decenas de personas pasean por las veredas de la avenida Libertador, entre Tagle y Pereyra Lucena, sin repespetar la distancia, como antes del 20 de marzo, con la única diferencia de que es invierno y llevan barbijo. El colmo: un efectivo los ve y no dice nada.

La irresponsabilidad del comercio se correlata con la irresponsaibilidad de los porteños que no se cuidan, salen en pleno aumento de casos de coronavirus y contradiciendo la orden de incluso el gobierno de la Ciudad que dio marcha atrás en la fase para achicar la curva de contagios y poder salir gradualmente del aislamiento en lugar de retroceder.

Pero esto no sólo ocurre con el restaurante Muu lechería. Muchos otros barcitos de la zona -esta periodista vive en el barrio- también facilitan hace tiempo situaciones similares al permitir que los compradores se queden en la vereda entre varios y bastante cerca uno de los otros tomando el café o comiendo la medialuna que se piden, muchos incluso apoyados sobre mesas altas que se exhiben en las veredas.