La pobreza bajó en el cierre de 2021, pero volvió a subir
El miércoles se conocerá el dato oficial del segundo semestre que, según estimaciones privadas, rondará el 39%. El golpe del verano. Asalariados pobres, la nueva realidad.
El miércoles el Indec hará público el informe de pobreza e indigencia del segundo semestre de 2021. Si bien el dato aún no se conoce, proyecciones privadas basadas en los propios datos del Instituto de Estadística y Censos -los llamados microdatos‑ indican que se reflejará una leve caída con relación al registro del primer semestre de ese año, cuando había alcanzado al 40,6% de la población equivalente a 18,6 millones de personas.
Se espera que el dato ronde el 39% aunque, coinciden los analistas, se trataría de un pequeño valle en una curva que ya revirtió al alza esa tendencia durante los meses de enero y febrero e, infieren, el mes de marzo en curso.
De este modo, durante el segundo semestre del año 2021 cerca de 740 mil personas habrían salido de una situación de pobreza con relación a las que todavía no lo habían hecho durante la primera parte del año. Sin embargo, al ritmo de la inflación registrada en enero y febrero se espera que la curva repunte y ya esté nuevamente superando el 40% de la población. Así lo asegura el especialista del Departamento de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella, Martín González Rozada en su Nowcast de Pobreza que desarrolla en forma sistemática sobre la base de datos oficiales del Indec y que se adelanta a las difusiones oficiales a partir del análisis de los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares del organismo, así como la evolución de la Canasta Básica Total, que también mide el Indec.
De esa forma estima y proyecta mensualmente con un alto grado de rigurosidad el porcentaje de pobreza promedio del semestre inmediatamente anterior. Para Rozada, a diciembre de 2021, la pobreza habría alcanzado el 39,5% de los argentinos en promedio desde julio de ese año aunque ya en el semestre que va de julio a enero pasado, la cifra habría subido 0,1 punto porcentual y, para febrero, llegado al 40,3 por ciento.
En la misma línea, Claudio Lozano, director del Banco Nación y del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), que realiza proyecciones de la misma naturaleza, señaló a Tiempo que «el tercer trimestre de 2021 nos dio 38,1% pero porque se incluye el aguinaldo. Si se omitiera, hubiera estado en el 40 por ciento. Es posible que el valor semestral se mantenga en el 38% o 39% porque son los dos trimestres con el mejor comportamiento del mercado laboral. Hubo desaceleración de los precios, una mejora de las tasas de desocupación y un menor nivel de ocupados demandantes».
Al mismo tiempo reconoció que el proceso sufrió una reversión en la medida en que «para el trimestre en el que estamos la cosa empieza a complicarse porque hay un mes (enero) de fuerte desaceleración de la actividad y dos meses de aceleración de precios muy fuertes y, sobre todo, de los alimentos. Va a haber un agravamiento sobre todo en la indigencia que había bajado respecto a los picos que había tenido entre el segundo trimestre de 2020 y el del 2021 cuando se mantuvo en el 10 u 11 por ciento. Ya en el tercero cayó al 8% volviendo a niveles de finales de 2019».
Eso no ocurrió con la pobreza que, en el registro oficial anterior a la pandemia, se situaba en un 35,5% y escaló a un 42% en el primer semestre de 2020 (42,9% en el semestre de abril a septiembre de ese año según el estudio de Rozada) y luego no fue capaz de perforar el 40% consolidándose como un fenómeno de orden estructural.
Foto: Diego Feld
En febrero, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) que mide el nivel de indigencia escaló un 9% y la Canasta Básica Total (CBT) que establece el nivel de la pobreza lo hizo en un 6,6%. Los alimentos que integran el IPC lo hicieron en un 7,5%. El dato que se conocerá el miércoles, sin embargo, tomará como referencia la evolución de esas canastas hasta diciembre de 2021 solamente. En ese mes la suba interanual del Índice de Precios al Consumidor había sido del 50,3% mientras que la línea de pobreza había crecido apenas un 40,5% y la de indigencia un 45,3%. Esa realidad, sin embargo, ya quedó atrás.
Asalariados pobres
Pero esta semana se conoció también el informe de mercado de trabajo, que arrojó un resultado relativamente inesperado. El desempleo se redujo hasta el 7% de la población sobre la base de la reincorporación de 1,8 millones de empleos a la actividad en sólo un año. La situación presenta una paradoja significativa: mientras la economía se perfilaría hacia una situación de pleno empleo (en términos técnicos se estima entre un 3% y un 4%), cuatro de cada diez personas se encuentran en una situación de pobreza. De allí se infiere que la situación de empleo no garantiza eludir la pobreza y, en última instancia, se explica el carácter cada vez más estructural del problema.
De hecho, sólo el 28% de esos puestos netos generados aparece en la nómina de empleo registrado de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) de diciembre de 2021. De esos 516 mil empleos registrados apenas 188 mil se explican por el empleo privado bajo convenio mientras que el resto revisten como monotributistas o nuevos empleados públicos.
Un dato relevante es que el 17,4% de la población ocupada resulta demandante de empleo a la vez que el 12,1% de la población se encuentra subocupada y, dentro de ese universo, existe un 71% que, a partir de esa situación, busca empleo generando una presión adicional sobre el mercado de trabajo. A la vez existe un 12,1% del total de la población que se encuentra sobre ocupado cuando ese sector representaba 10,6% un año atrás. En total, las personas con problemas de empleo superan el 35% de la población económicamente activa.
Estos datos dan cuenta de una creciente insatisfacción en la situación laboral posiblemente provocada por la pérdida del poder adquisitivo del salario y niveles de ingreso insuficientes de los trabajadores asalariados que explican en gran parte la paradoja mencionada. «
Zabaleta recibe mañana a la Unidad Piquetera
Alrededor de cuarenta organizaciones piqueteras no alineadas con el gobierno y agrupadas en la Unidad Piquetera votaron un plan de lucha en un Congreso en la Plaza de Mayo el pasado 12 de marzo con 4 mil delegados.
La primera medida se realizó el 15 y 16 de este mes con un acampe en el Ministerio de Desarrollo Social y una movilización a la cartera laboral donde se desarrollaba la reunión del Consejo del Salario Mínimo. En ese momento naufragó una reunión con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, que, confirmaron, se producirá mañana a las 15 horas.
Allí reclamaran un incremento en el monto y la cantidad de los planes Potenciar Trabajo, empleo genuino y mayor cantidad y calidad de los alimentos para los comedores populares.
El plan de acción resuelto en la Plaza de Mayo incluye una movilización nacional con acampes para este miércoles 30 de marzo y una marcha federal para el mes de abril. El gobierno intentará desactivar esas medidas aunque, para eso, debería conceder reclamos que chocan con los términos del acuerdo con el Fondo que pide «racionalizar» y «reorientar» el gasto social.