«La sed desenfrenada de ganancias es una forma de idolatría»
En su mensaje para la Cuaresma, el Papa Francisco volvió a criticar la injusta concentración de la riqueza a nivel global y los efectos negativos de la misma sobre la economía productiva de los pueblos.
En su mensaje para la Cuaresma, el Papa Francisco volvió a criticar la injusta concentración de la riqueza a nivel global y los efectos negativos de la misma sobre la economía productiva de los pueblos.
También cuestionó en duros términos lo que viene denominando la «cultura del descarte» que el capitalismo está imponiendo en el mundo: «Poner el misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría».
Y volvió a criticar a los grandes medios de comunicación: «El diálogo que Dios quiere entablar con todo hombre, mediante el Misterio pascual de su Hijo, no es como el que se atribuye a los atenienses, los cuales «no se ocupaban en otra cosa que en decir o en oír la última novedad» (Hch 17,21). Este tipo de charlatanería, dictado por una curiosidad vacía y superficial, caracteriza la mundanidad de todos los tiempos, y en nuestros días puede insinuarse también en un uso engañoso de los medios de comunicación».
Con respecto a la inmoral concentración de la economía, Francisco planteó: «Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo. Podemos y debemos ir incluso más allá, considerando las dimensiones estructurales de la economía».
Reivindicó la política como herramienta de transformación: «Como ha repetido muchas veces el magisterio de la Iglesia, la política es una forma eminente de caridad (cf. Pío XI, Discurso a la FUCI, 18 diciembre 1927). También lo será el ocuparse de la economía con este mismo espíritu evangélico, que es el espíritu de las Bienaventuranzas», sostuvo el Papa. «Por este motivo, en la Cuaresma de 2020, del 26 al 28 de marzo, he convocado en Asís a los jóvenes economistas, empresarios y hacedores de cambios, con el objetivo de contribuir a diseñar una economía más justa e inclusiva que la actual», finalizó.