Láctea Verónica pidió ingresar a un plan preventivo de crisis
La firma santafesina tiene tres plantas que trabajan al 40% de su capacidad por la caída de ventas. Emplea a 600 personas.
Semana tras semana se multiplican las empresas argentinas que se presentan ante la cartera laboral para solicitar la apertura de un procedimiento preventivo de crisis con el objetivo de despedir a parte de su plantel pagando indemnizaciones reducidas. Ahora le tocó el turno a la firma láctea Verónica que hoy emplea en forma directa a más de 600 personas.
La compañía de capitales nacionales fue fundada en 1923 y atraviesa una profunda crisis desde hace varios años, incluso en el sector es un secreto a voces que sus tres plantas de producción (ubicadas en las localidades santafesinas de Lehmann, Totoras y Suardi) están a la venta.
En ellas produce bajo la marca Verónica leches larga vida, chocolatadas, leche en polvo, dulce de leche, manteca, crema de leche y quesos untables. También tiene una línea propia de quesos duros, otra de lácteos descremados y producción de lácteos para consumo industrial. Sólo para la elaboración de quesos procesa 150 millones de litros de leche por año.
Mientras tanto, desde la firma detallan que el pedido del procedimiento preventivo de crisis busca salvaguardar los puestos laborales y a la vez llegar a un acuerdo conveniente con el gremio. Por lo pronto, sus operarios están cobrando su sueldo en cuotas desde hace varios meses e incluso su fábrica dedicada a la producción de leche en polvo funciona cada 15 días.
Más precisamente, la unidad productiva que hoy corre peligro de cierre o despidos es la ubicada en la localidad de Suardi, donde hace un par de años se realizó una millonaria inversión para mejorar las instalaciones.
Los registros oficiales dan cuenta que la empresa no está concretando el pago de las contribuciones patronales y aportes a la seguridad social de sus empleados desde, por lo menos, febrero del año pasado. Al mismo tiempo, a la fecha según datos del Banco Central, posee una deuda bancaria con entidades locales de poco más de $1.110 millones, toda en situación uno (normal, sin atrasos en los pagos); esta cuantiosa deuda sería una de las mayores preocupaciones de sus accionistas, ya que las fábricas vienen trabajando al 30% o 40% de su capacidad.
Lo que hoy sucede con Verónica, más allá de la crisis económica y la baja del consumo, es un factor común de todas las empresas lácteas nacionales, como dieron cuenta los casos de SanCor, La Suipachense o Ilolay. En todos los casos, sostener el plantel de empleados se transformó en uno de sus mayores escollos.
En los últimos años el negocio lácteo no ostenta la mejor rentabilidad y las industrias vienen bajando consecutivamente sus niveles de producción, pero no así su fuerza laboral.
Actualmente la situación se volvió insostenible para todas las compañías y por eso hoy Verónica busca un salvavidas para sobrevivir.