Las pesadillas de Vidal sobre el escenario electoral
Desde el entorno de la gobernadora dejaron trascender un temor a perder las elecciones en la provincia. El arrastre negativo de Macri sigue creciendo. El juego de especulaciones sobre el tablero.
Las sombras deambulan la sala de operaciones, el cielo nublado del horizonte parece no tener fin. Las perspectivas no son buenas, las cartas astrales -esta vez- parecen estar jugando hacia otro lado. Marzo no arrancó con una energía positiva, como en años anteriores. Mauricio Macri con un discurso de Apertura de Sesiones ante el Congreso, que tuvo más condimentos de un político que juega a la defensiva y grita con ahínco que no se va a bajar. María Eugenia Vidal en su discurso de Apertura ante la Legislatura, moderada, sin polarizar en forma directa con nadie, queriendo alejarse de esa grieta que amenaza con devorarla. Seria y enojada, recordando a los bonaerenses toda las cosas que hizo por la provincia y alegando: “¡Quiero una Provincia de pie, porque ésta es nuestra oportunidad, ésta es mi parte, ésta es mi manera de dar pelea, porque no me doy por vencida, porque sé que podemos más!”. Pero, puertas para adentro de la gobernación bonaerense, las sensaciones negativas crecen a medida que se miran encuestas, el dólar sube y la economía no mejora. Pronóstico complicado.
En la gobernación, por primera vez, dejaron trascender que hay temor en perder las elecciones en la provincia de Buenos Aires, hay temor de que Vidal no logre la reelección. Es un dato para nada menor, los análisis de la “mesa chica” de la gobernadora siempre fueron anticipados. En 2017, por estas mismas fechas, con una candidatura a senadora nacional de Cristina Kirchner aún en la intriga, desde el entorno de la gobernadora pronosticaban una “elección pareja y complicada”, pero confiaban en que en las generales el candidato apuntalado por Vidal (Esteban Bullrich) logre el triunfo, como finalmente pasó. En este 2019, las sensaciones son distintas, negativas. La economía que no mejora, la suba del dólar y el miedo a una crecida imparable, más Mauricio Macri convertido en un salvavidas de plomo, generan un combo explosivo que afecta directamente la suerte de “Mariú”. No importa que Vidal supere ampliamente en imagen positiva e intención de voto a Macri, no importa que la gobernadora tenga mejores performances que Cristina. En la Calle 6, saben que la elección ejecutiva no es lo mismo que una legislativa y que los votantes van a enfocar su mirada en su bolsillo, en su poder adquisitivo, en la economía. Un escenario, que por más medidas que intente hacer la Provincia, está alejado del poder de Vidal y está sujeta a lo que haga y decida Macri, junto a los dos enemigos internos de la gobernadora: el poderoso jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el superministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Temores latentes.
Vidal y su “mesa chica” aún mastican bronca por la negativa de Macri y Peña a adelantar las elecciones bonaerenses, una herramienta que habría permitido a la gobernadora tener un mano a mano con el peronismo, con grandes chances de lograr la reelección. Pero con su suerte atada a la de Macri y con los análisis que muestran que es “muy difícil” un corte de boleta masivo como en el 2015, en contra de Aníbal Fernández, la realidad hace que ese “temor” salido desde la gobernación, tenga serias chances de volverse realidad. En la lógica de los arrastres en la provincia, Vidal padece el arrastre negativo de Macri. A la inversa, el candidato a gobernador o gobernadora del kirchnerismo-peronismos (sea Axel Kicillof, Verónica Magario o Martín Insaurralde), tienen bajo la manga el arrastre positivo de Cristina en casi todo el Conurbano, donde se acumulan los mayores votos. El escenario previo.
Sobre esta complicada escena para la gobernadora, aparecen los globos de ensayo. Lejos y sepultado quedó la posibilidad de eliminar las PASO de las elecciones, idea que sin éxito impulsaron los intendentes de Cambiemos del Conurbano, a la cabeza de Jorge Macri. Por estos días, y con un dólar que marco otro pico histórico ($ 43,50), volvió al centro del debate la idea de María Eugenia Vidal candidata a presidenta por Cambiemos, ante una “retirada elegante” de Macri, y en la provincia el desembarco de la ministra de Desarrollo de Nación, Carolina Stanley. Todo esto alimentado por anuncios de un “operativo clamor” por “Vidal candidata a presidenta”, que saldrían desde las huestes de Cambiemos y, tres recorridas en territorio bonaerense, en menos de quince días, de la gobernadora junto a Stanley. Sin embargo, con sinceridad y algo de resignación, desde las altas esferas de Calle 6, sostienen que “no hay chances” que Vidal sea candidata a presidenta, idea híper ratificada por los jerarcas de la Casa Rosada y el propio Macri. Las internas del Pro.
Pero no solo la pesadilla de Vidal es la posibilidad de perder las elecciones en la provincia. Con los astros de su lado que le lleven a retener la gobernación, irrumpe otro fantasma que la aqueja: una victoria nacional de Cristina que la lleve a su tercera presidencia. Cristina presidenta, Vidal gobernadora es la peor pesadilla que aqueja a la mandataria bonaerense. Una posibilidad que está dentro de las probabilidades serias. Un escenario dantesco, que Vidal no quiere ni imaginar. “No quiero ser gobernadora de Cristina, quiero ser gobernadora de Mauricio”, dijo allá por diciembre de 2018, cuando esa posibilidad era una simple chicana de pre campaña.-