«Los acusados me miraban fijo, sentí que no estaban arrepentidos»
El comienzo del juicio fue con los lineamientos de cada una de las partes: Habló la fiscalía, habló Burlando y habló Hugo Tomei, el abogado de los rugbiers.
Burlando fue certero y claro: Pedirá perpetua, considera que fue una ejecución humana y detalló cada una de las pruebas que presentará durante el juicio para argumentar jurídicamente su acusación.
Hugo Tomei, el abogado de los rugbiers, se paró ante el tribunal. Agarró el micrófono. En una clara y pensada estrategia jurídica-judicial, comenzó a detallar lo que para el fue un procedimiento ilegal. Dijo que todos sus defendidos están vulnerados desde el principio de la investigación. «Declararon todos juntos y en menos de 20 minutos» expresó. Por eso pidió la nulidad del juicio: Plantea lo que en derecho se conoce como la «teoría del fruto envenenado». Intentar demostrar que el proceso penal arrancó con fallas procesales y desestimar la recolección de pruebas posteriores.
El tribunal pidió un cuarto intermedio, se tomó media hora y volvió. La decisión fue unánime. Lo que pidió Hugo Tomei, fue desestimado. El juicio continuó.
Tras el rechazo de esa nulidad, Hugo Tomei volvió a pedir dilatar el debate. Pidió «reestructurar el proceso para que sus defendidos sepan de que defenderse». Tras otros quince minutos de cuarto intermedio, hubo otro fallo unánime: El juicio continúa.
- «No puede entender cómo estos chicos, que tenían su edad, lo mataron»
- «El cuerpo de mi hijo estaba desfigurado de tantas patadas»
- «Estoy muerta en vida, quedamos huérfanos para siempre»
- «Fue un trofeo para ellos»
- «Llega el día de la madre y no tengo a nadie que me salude»
- «Esa madrugada sonó el teléfono. Era la madre de un compañero que nos dijo que se lo habían llevado en ambulancia. Al rato nos llamó el comisario y nos dijo que se había muerto»
En la sala, hubo dos madres y tres padres de los acusados. Todos fueron testigo del crudo relato.
Los acusados estarán en la cárcel más antigua de la provincia de Buenos Aires mientres dure el juicio. Fue su primer encierro hace tres años atrás, y los tendrá durante un mes como presidiarios. Almorzarán solos y tendrán, como en Melchor Romero, pabellones exclusivos. Recién si tienen sentencia irán a pabellones comunes.
Estuvieron rodeados todo el tiempo por 13 efectivos del servicio penitenciario. Más policías que acusados. Sus padres estuvieron en la sala. Un padre -madre o padre- por acusado.
Se desconoce si estarán presentes en todas las audiencias del juicio, con 177 testigos agendados, en al menos 13 jornadas hasta el miércoles 18. Podrán tomar la palabra cuando quieran, o incluso negarse a declarar. También pueden estar vía zoom cuando decidan no estar en la sala.
LAS CLAVES
«Año nuevo, vida nueva» reza el viejo dicho… No habrá vida nueva para Fernando Báez Sosa, pero sí debería haber justicia. Hoy comenzó el juicio por el crimen que en enero de 2020 conmovió al país con muchos detalles importantes que tenés que saber:
- El proceso se llevará a cabo en Dolores durante la feria judicial porque, se sabe, las agendas de los tribunales están muy cargadas
- Serán 22 audiencias de lunes a viernes que incluirán las declaraciones de 177 testigos
- En la primera jornada declararán Graciela y Silvino, los padres de Fernando.
- Vamos a poder escuchar por primera vez a los 8 rugbiers acusados, ya que durante tres años no pronunciaron una palabra fuera de los protocolos judiciales.
- El miércoles 18 de enero, en pleno proceso, se cumplirán 3 años del crimen con toda la carga emocional que eso implica
- La sentencia sería para principios de Febrero
EL JUICIO
La acusación formal es gravísima: «Homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas».
La querella a cargo de Fernando Burlando buscará demostrar que hubo un plan criminal, la defensa intentará instalar la idea de una «cultura violenta» que, en este caso, tuvo desenlace trágico.
Traducido al criollo: Que los rugbiers enventualmente buscaban pelea cuando iban a bailar y que esta vez «se les fue de las manos».
¿Pruebas? Muchas y contundentes. Las más importantes: videos de cámaras de seguridad, mensajes de Whatsapp, sangre de Fernando en la ropa de los detenidos, un gesto de amenaza y una huella de zapatilla.
Si se comprueba que los acusados desplegaron un plan para matar a Fernando, la posible pena es perpetua. Para esto será fundametal probar qué rol cumplió cada uno de los detenidos. El más complicado es sin dudas Máximo Thomsen porque la investigación logró determinar que es el autor de la patada mortal cuando Fernando ya estaba muy lastimado y completamente indefenso.
«Año nuevo, vida nueva» suele decirse… no habrá vida nueva para Fernando Baez Sosa… lo que debe haber, para él y para su seres queridos, es justicia.
Fuente: ViaZeta