Los amigos de los artistas chilenos piden que los liberen
«Esto es una locura, ambos son muy reconocidos en su país», aseguró Carolina Ortega, periodista y cercana a las dos personas acusadas. Qué dijeron desde el Ministerio de Seguridad.
Gabriela Medrano Viteri y Felipe Zegers vinieron a la Argentina para dar una charla en la Ciudad Universitaria de Córdoba y exponer su trabajo artístico, pero terminaron detenidos. Cuando estaban a punto de regresar a su país, fueron acusados de haber dejado en un hotel de Córdoba una «bomba» casera y, desde el domingo, están en prisión. Sus amigos aseguran que el «artefacto explosivo», en verdad, era un parlante y piden su liberación.
«Esto es una locura, con Google y dos llamado se aclaraba. Felipe tiene en sus redes sociales cuáles son sus actividades. Ambos son muy reconocidos en su país. Era cuestión de ver lo que hacían», aseguró Carolina Ortega, periodista y amiga de la pareja chilena. “También es una locura que hayan dicho que se fueron del hotel sin pagar y que eran integrantes de una célula mapuche-anarquista. Cualquiera puede dimensionar lo que realmente son», agregó.
Ortega, en un diálogo con TN, aclaró la situación: “Gabriela y Felipe fueron invitados a hacer un taller de intervenciones urbanas. Son muy reconocidos en Chile. Desde el año pasado están instalando unos parlantes, que tienen detrás una caja, su batería y sus cables para que sea autónoma». Esos parlantes habrían desatado la supuesta confusión policial.
Por último, Carolina Ortega, que pide la liberación de sus amigos, detalló cómo fue la última vez que se comunicaron, antes de que quedaran detenidos. «El domingo nos avisaron que estaban en Buenos Aires, por lo que quedamos en comer en Palermo, temprano, a las 19, porque ellos viajaban a Santiago el día lunes. Pero no llegaron nunca a la cita«, empezó.
Y siguió: «Me sorprendió porque Gabriela es muy puntual. Nos preocupamos y les escribimos, pero no tuvimos respuestas. La última conexión había sido el domingo a las 17:48. No sabíamos nada. Decidimos esperar un poco y al otro día nos comunicamos a Santiago de Chile, pero nos indicaron que no habían llegado a su trabajo. Ahí la cuestión se puso más complicada«.
«Fue entonces que hablamos con amigos y decidimos ir a la Policía, pero no figuraban en ninguna situación violenta. Recién este martes por la mañana, por un amigo que nos llamó desde Chile, nos enteramos de lo que había pasado», cerró.