“Macri ve una cosa, Vidal ve otra”
Él ahora llena plazas y apuesta al milagro en la elección. Ella apuesta al después de la elección.
Las cosas son lo que son pero a veces son más de lo que parecen. Las plazas con muchedumbres sorpresivas que hoy convoca Macri en el interior contrastan con la campaña si se quiere más barrial que hace Vidal en la provincia más decisiva. Transmite la idea de que Macri se puso la campaña al hombro y que aunque esté perdiendo por mucha diferencia y nadie o muchos no le den chances de ganar va a jugar hasta el minuto 90. Los partidos nunca terminan hasta que terminan.
Futbolero como es, Macri usa la imagen del Liverpool que perdió con Barcelona de local 3 a 0 y de visitante lo dio vuelta con un 4 a 0. No es que esto vaya a pasar pero Macri apuesta todo a que esto va a pasar.
Las plazas llenas lo envalentonan como envalentonarían a cualquiera. Contrastan con la paliza de las PASO, imprevista en el mundo de Cambiemos y también imprevista en el mundo de la política. También el ruido y el fervor de estas plazas contrastan con la política de las redes, casi la única herramienta del activismo PRO. Hay cosas que nunca mueren.
¿Cuánto de esto se puede traducir en votos? Nadie lo sabe. Las multitudes, por grandes que sean, son mínimas frente a la magnitud de los votos. Pueden ser incapaces de conseguir el milagro pero son capaces de conseguir mantener viva la llama del milagro. Y esta es también una apuesta.
Macri ha conseguido instalar una campaña y que se hable de su campaña. Para él, tan racional, el partido no está liquidado. Vidal más emocional, da la impresión de que piensa al revés, que la elección ya está liquidada.
Los intendentes de Cambiemos han elegido moverse en sus territorios, que es finalmente donde se decide su suerte. Y tan es así que unos cuantos se han desenganchado de la elección nacional y de la elección provincial y proponen el corte de boletas. Al final nada muy distinto de lo que han hecho algunos gobernadores, como el de Mendoza. Vidal sólo se suma a la campaña de los intendentes si ellos se lo piden. Alrededor de la gobernadora, hay quienes parecen después de las PASO haberse sacado un peso de encima.
Hace cuatro años, la provincia había sido terreno de sorpresas. Una casi desconocida Vidal sacó de la cancha a un archiconocido, aunque no por las mejores razones, Aníbal Fernández, hoy escondido como candidato a concejal en Pinamar. La nueva sorpresa se llama Kicillof y sobre todo quien lo esponsorea, Cristina. ¿Será la última sorpresa?
Vidal pasa la sensación de que está enojada y que lo está porque debió cargar con el cinturón de plomo de la crisis económica. También porque Macri y Peña no la dejaron desdoblar las PASO como ella quería y arreglar con Massa, que jugaba a varias puntas, entre ellas Vidal. Fue leal a Macri y la castigaron por ser leal a Macri. ¿Quién puede asegurar que con un desdoblamiento el resultado hubiera sido otro?
De haberse anticipado la elección, la crisis le hubiera pegado menos a Vidal. Pero también es cierto que hubo mucho menos corte de boletas que el esperado por Vidal. Esta interna no ha sido gratis ni mucho menos está saldada. La relación de Vidal con Peña parece más muerta que viva.
Macri está pensando en la elección. Vidal está pensando en el después de la elección. El futuro de Macri depende de cómo le vaya en el presente: nadie sabe qué hará si pierde. Vidal tiene asegurado un lugar en el futuro: seguirá como referente del PRO y en la mesa de la nueva conducción de Cambiemos, si pasa, como parece, a principal fuerza de la oposición.