«Si defendés al pueblo, no te perdonan nunca más»
La emoción en los ojos de Cristina Fernández de Kirchner reflejaba la de la gente que colmó el salón Metropolitano y las más de 25 mil personas que fueron a verla al Parque Scalabrini Ortiz. Apenas subió al escenario, lo primero que hizo fue saludar a Otilia Acuña, Madre de Plaza de Mayo de la ciudad de Santa Fe, de 99 años, que en su silla de ruedas le llevó un libro, acompañada por la militante de Hijos Lucila Puyol. «Vamos a volver», fue el canto que estalló.
«Hace cuatro años exactos que no venía», dijo apenas saludó, antes de reiterar algo que contó en sus memorables actos por el Día de la Bandera, cuando era Presidenta. «Manuel Belgrano es mi prócer preferido y los recuerdos que tengo de los 20 de junio en Rosario son maravillosos», le respondió al periodista Marcelo Figueras.
Fue la presentación de su libro Sinceramente, un acto político y una ceremonia amorosa. Cristina apenas se refirió a Macri, al recordarle que fue aliado de Hugo Moyano, el mismo dirigente sindical al que ayer denostó. «Además de tener mal gusto, es desmemoriado», afirmó sobre el mandatario, sin nombrarlo. Y habló de soberanía. Recordó que en su último discurso en la ciudad, en 2015, la pelea era contra los fondos buitre, y no había dependencia del Fondo Monetario Internacional. La síntesis más perfecta la hizo, de nuevo emocionada, frente a la multitud que la vivaba afuera: «Los argentinos queremos volver a ser felices».
Fue un acto de amor, y de amor se habló en el momento más emotivo. Figueras le leyó el párrafo del libro en el que Cristina cuenta que Néstor le dijo «de lo único que nunca me aburrí fue de vos». Hubo aplausos y el canto «Néstor no se murió». «La idea no era que me hicieras llorar», le dijo Cristina, antes de recordar momentos de la vida en común, política y familiar y subrayar la convicción de Néstor sobre la conducción política ejercida por quién gobierna. «El que se sienta ahí, mientras está ahí es quien debe decidir los destinos del país», era lo que pensaba su compañero.
Cristina rescató «el espíritu del Bicentenario» y preguntó «¿Nadie dijo que al actual presidente lo maneja Christine Lagarde?». Reiteró una idea fuerza: «Si yo hubiera hecho lo que querían los grupos económicos y los grupos de poder, sería una dirigente… Yo era presidenta y a mí después de la muerte de Néstor me inventaban amantes. Otras son divorciadas. Sin embargo, son hadas, virginales». La referencia a María Eugenia Vidal -a la que tampoco nombró- levantó aplausos. «Qué suerte que tienen algunas mujeres que no se meten con su vida privada», ironizó. «El tema es qué queres defender. Para hacerla corta, si vos defendés al pueblo, te matan, no te perdonan nunca más», cerró.