Subió $1.800 el precio de la canasta para no caer en la pobreza
El último relevamiento del Isepci en los comercios barriales de la ciudad arrojó que una familia salteña tipo necesitó al menos $25.894 para subsistir en febrero. La inflación durante el mes pasado fue de 7,59%
El costo de vida para que una familia tipo (integrada por dos personas adultas y dos menores de edad) de la capital salteña no caiga bajo la línea de la pobreza subió un 7,59% durante febrero pasado, comparado con el mes anterior. El cálculo fue efectuado por el Instituto de Investigación Social y Económica y Política Ciudadana (Isepci) en base al relevamiento de precios de la canasta básica total (CBT) que realizó la entidad en la ciudad.
La CBT, que incluye además de los alimentos otros bienes y servicios como vestimenta, transporte, educación y salud, entre otros, tuvo un valor de $25.894 en febrero, que es lo que necesitó una familia de cuatro integrantes para cubrir sus necesidades elementales. El precio tuvo un incremento de $1.825 en el primer mes de 2019.
En cuanto al precio de la canasta básica de alimentos (CBA), su costo fue de $10.317 en el mismo período analizado. Significó una suba intermensual de $691, un 7,18% más que en enero.
De acuerdo al estudio del Isepci, que se efectúa cada mes en 250 comercios de 80 barrios de la ciudad de Salta, los productos de almacén fueron los que mayores incrementos tuvieron en febrero, con un aumento promedio del 9,34%. Mientras, los precios de la carne continuaron escalando hasta llegar al 4,56% de suba sobre lo que registraban las carnicerías en enero. Las verdulerías, en tanto, remarcaron sus valores en un 6,31%, en promedio.
La variación interanual para la CBT fue del 64,09% y la canasta de alimentos de febrero tuvo una diferencia del 64,10% con respecto al mismo de 2018.
«Si se suma la inflación que registramos en enero y febrero, el acumulado da un 9% de incremento en los precios durante los dos primeros meses del año», dijo el director del Isepci en Salta, Federico Maigua.
«Tenemos un arrastre inflacionario del año pasado, cuando terminamos, según nuestros datos, en un 52% de inflación en las dos canastas», acotó el arquitecto.
Maigua explicó que hubo una fuerte suba en los valores de los lácteos durante el mes pasado. Consideró, además, que los últimos aumento en los precios de los combustibles, y por consiguiente en los costos de fletes, también impactaron en las góndolas.
Inflación desenfrenada
El titular del Isepci sostuvo que el Gobierno nacional carece de un plan para frenar la inflación.
«Podemos decir que no existe ninguna política antiinflacionaria de parte del Gobierno, porque la única que tenía, que consistía en enfriar la economía para que baje el consumo y no aumente de esa manera los precios, no dio resultado», dijo Maigua.
Alertó, del mismo modo, que en los comercios barriales cayeron drásticamente las ventas.
«Al caer tanto el consumo y caer por otro lado el poder adquisitivo de la gente, muchos negocios cerraron sus puertas», concluyó.
Los salarios en Salta, lejos de la canasta
Mientras los precios de la canasta básica total no paran de crecer mes a mes, los salarios siguen perdiendo poder adquisitivo al mismo ritmo.
De acuerdo al último estudio del Isepci, para no caer bajo la línea de la pobreza en la ciudad de Salta se necesitarían dos salarios mínimo vital y móvil, que el Gobierno nacional fijó en $12.500 a partir de este mes.
En Salta, la situación es aún más grave por la alta tasa de informalidad que existe en el mercado de trabajo, que, por cierto, se encuentra entre las más altas del país. Uno de cada dos empleados del área metropolitana salteña trabaja en negro, es decir que además de carecer de los servicios sociales que percibe un empleado formalizado, tampoco tienen las herramientas (gremiales) para exigir mejoras en sus sueldos.