Un acuerdo con el FMI nunca favoreció a los pueblos
El 1F 22 en las calles !
Un acuerdo con el FMI nunca favoreció a los pueblos
Nosotros, los que suscribimos este documento, siempre pensamos que las grandes transformaciones producidas en las últimas décadas a favor de las mayorías populares fueron precedidas de grandes movilizaciones a las que llamamos puebladas.
Ocurrió en 1945 al grito de ¡ Queremos a Perón ! y dio paso a más de una década de beneficios y derechos inéditos para los que menos tienen en nuestra Patria y permitió el surgimiento del movimiento popular más importante de la historia.
También sucedió en 1969 en distintos lugares del país donde una sucesión de puebladas con epicentro en la provincia de Córdoba empezaron a derrumbar los planes de los golpistas de 1955. La mayoría de los que participaban lo hacían con la consigna ¡ Perón vuelve !, y otros iban mas lejos y decían ¡ Perón o muerte !.
Otro hito importante de nuestra reciente historia fueron las jornadas de diciembre del 2001 que acabaron con la herencia neoliberal que dejó la dictadura del 76-83, una de las más sangrientas de la historia de la humanidad, y a cuyas políticas económicas de libre mercado le dio continuidad la sucesión democrática de Alfonsín, Menem y De La Rua. La consigna dominante era menos definida, ¡ Que se vayan todos !.
A partir de allí y luego de más de un año de enorme inestabilidad política y de niveles de represión nunca vistos en tiempos democráticos aparece la figura de Néstor Kirchner, que fue heredero y canalizador de esa pueblada. Y se producen nuevamente cambios a favor de las mayorías más postergadas, las que luego son seguidas y consolidadas por los dos gobiernos de Cristina.
También habría que destacar, y rescatar del olvido, que luego del retorno neoliberal encabezado por Macri, y tras dos años de enormes retrocesos populares, en diciembre de 2017 se producen nuevamente enormes movilizaciones que quiebran el consenso logrado por el macrismo en gran parte de la sociedad y empiezan a generarse las condiciones para su derrota electoral.
Lo que sigue y que es más reciente en el tiempo, no escapa al conocimiento de nadie en nuestra Patria. En mayo de 2019 y no habiendo un panorama electoral claro de retorno a la situación de cambio favorable producida en 2003, la máxima dirigente popular en vida decide ceder su posición principal en una futura lista a Alberto Fernández.
Esta decisión es presentada al pueblo argentino como una posibilidad de retorno de un gobierno popular condicionado con la ausencia de la figura central a la cabeza ya que según las propias palabras de Alberto, a Cristina no la hubieran dejado gobernar (…y parece que a Alberto tampoco).
Logrado el triunfo a fines de 2019, y tras un comienzo de 2020 con designaciones de funcionarios en áreas centrales del ejecutivo que reflejaban la enorme complejidad del Frente de Todos donde conviven algunas ideas del país que son, en algunos casos, antagónicas, opuestas, se produce en marzo un hecho a nivel global que trastoca todos los planes previstos y pone a la humanidad completa en estado de emergencia.
En el presente, en camino a una nueva normalidad mucho más atenta a la posibilidad de nuevas pandemias, todos los problemas heredados de la gestión neoliberal de 2015-2019 más los sumados en los tiempos de restricciones que afectaron el desarrollo económico, nos han dejado una situación social de una gravedad inusitada y que no permiten decisiones que no tengan la mencionada situación como eje central de cualquier gobierno que se pretenda popular.
En este marco, el 28 de enero de 2022, se anuncia un acuerdo con el FMI. Memorando de entendimiento, cartas de intención, y “misión” trimestral del Fondo para monitorear que hagamos bien los deberes neoliberales. Lenguaje habitual de los políticos que se dicen técnicos. Una historia que ya recontra-conocemos desde hace décadas.
Lo primero que surge de esta decisión es que pareciera que se da por aceptado y asumido por el conjunto del pueblo argentino a través de este gobierno que las motivaciones de ese préstamo fueron legítimas y deberemos pagarlo a como dé lugar. Sin revisión, con sobretasas, y encima con nuevos préstamos para sobre-endeudarnos.
Parece que queda en el olvido lo proclamado por el presidente Alberto en su discurso inicial el día de su asunción donde sostuvo que se iba a someter a la justicia penal a los responsables del endeudamiento que formaban parte del gobierno anterior, y al mismo tiempo se admite que el FMI apueste, como siempre lo ha hecho, pero esta vez en forma explícita, a un gobierno como el de Macri que tenía como objetivo, también explícito, el acabar con todos los derechos de los trabajadores y de los más humildes de nuestra Patria.
Como ya lo dijo el general Perón en el momento de la creación del FMI, ni bien finalizada la 2da. guerra mundial, se trata de un organismo de control de la soberanía de las naciones periféricas a servicio de las potencias triunfantes en la contienda. Entonces, a diseñar desde los centros de poder tu destino político, social y económico se lo llamaba División Internacional del Trabajo. Con ese pretencioso nombre se adjudicaba a la Argentina el rol de proveedor de materias primas. Nada de desarrollo industrial, nada de clase obrera organizada.
El pueblo argentino una y otra vez busca quebrar ese designio.
Ahora es posible que una gran parte de nuestra sociedad, si no percibe la mejora de su vida en los próximos meses, que es lo que históricamente sucede cuando uno firma un acuerdo con el FMI (más allá de la “nuevas características” que tiene este acuerdo y que están por verse) entre en un proceso de escepticismo y frustración que nos lleve a un futuro político incierto, y que suele ser el caldo de cultivo que permite el regreso de los entregadores de siempre, pero también la incubadora de las mencionadas puebladas, en esta ocasión más al estilo del 2001.
No es nuestro deseo que esto suceda de forma inorgánica, sin conducción, y con la posibilidad de que nuevamente lo paguemos con sangre en las calles de nuestr@s compañer@s. Pero la experiencia histórica indica que es posible porque nuestro pueblo no es dócil ni sometido y ganará masivamente las calles. Como decía el General San Martín, “no somos empanadas que se comen tan solo con abrir la boca”.
Y ahora existe el agravante de que en esa inestabilidad esperable, se den las condiciones para el surgimiento de fuerzas oscuras que en las últimas elecciones lograron importantes resultados. Montados justamente en esos climas de descontento con la política en forma generalizada, con la “casta” como suele decir unos de sus principales exponentes. Un Bolsonaro puede estar a la vuelta de la esquina.
Nosotros, desde nuestra modesta inserción en la base de nuestro pueblo, desde nuestra agrupación, dentro de nuestra central de trabajadores, trataremos de mantenernos organizados y en conciencia, pero serán necesarios, si la situación se da como lo prevemos, pronunciamientos de los principales protagonistas del proceso popular transformador que se desarrolló entre 2003 y 2015, que aún perdura indemne en la memoria colectiva y que no debemos desperdiciar.
Las puebladas suelen ser como flechas poderosas lanzadas a quebrar un orden que nos daña como pueblo, pero no siempre salen a nuestro favor tan sencillamente y tan rápidamente, para ello hace falta una mano de arquero que sepa apuntar al objetivo con claridad.
Para ser más claros, hace falta ofrecer a un pueblo desencantado una alternativa de construcción nacional y popular fuerte y coherente, con una conducción y/o liderazgo que definan con precisión que destino de avances queremos para nuestra Patria, y que no pueden basarse en viejas fórmulas resignadas y dependientes.
Conscientes de lo heredado y que debe ser claramente explicitado, pero sin excusas ni lamentaciones en la práctica política diaria que no aportan a la hora de avanzar. Proponiendo salidas y rupturas necesarias, que indispensablemente deben contar con la participación y movilización de la mayoría de nuestro pueblo.
En un frente que puede contener ciertas diversidades y distintas identidades de la tradición política de nuestra Patria, pero en donde no podemos convivir con sectores que quieren poner un límite a la distribución de la riqueza, que aceptan la cesión de nuestra soberanía, y/o no reconocen la condición de presos políticos de muchos de nuestr@s compañer@s. Tan solo como escasos ejemplos de algunas de las divergencias que fueron, son y serán inaceptables.
Se trata de recuperar lo perdido e ir por más, y encarar con audacia y decisión el enfrentamiento a las grandes trabas que impiden nuestra realización colectiva. Para ello siguen siendo la justicia social, la independencia económica y la soberanía política en el marco de una Patria Grande Unida las banderas con las que marchamos.
En ese sentido va la gran movilización del 1° de febrero de 2022 que busca romper con la histórica tradición elitista de una gran parte del poder judicial que juega siempre para los poderosos quitándose impunemente la venda para ver con claridad a que intereses favorecer.
Por ese camino, con esos compañer@s, está el rumbo a seguir, y allí estaremos.
Con ellos si hay acuerdo.
Agrupación Envar El Kadri-Peronismo de Base
Mesa Nacional
Buenos Aires, 31 de enero de 2022